El peso del voluntarismo
La aprobación del proyecto de reforma tributaria en la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja constituye el primer hito en la tramitación de esta iniciativa. El ministro de Hacienda ha manifestado su satisfacción por este paso, ya que se logró sin ninguna modificación fundamental, manteniéndose inalterado el “corazón” del proyecto. De nada valieron las numerosas objeciones técnicas que se hicieron durante esta primera etapa a distintos ámbitos del proyecto, como tampoco las justificadas aprensiones que se plantearon respecto del impacto que la nueva estructura tributaria propuesta podría tener sobre el ahorro y la inversión, principales carencias de la economía chilena hoy en día. Y aunque las estimaciones del gobierno señalan explícitamente que como consecuencia de la nueva estructura de impuestos corporativos, patrimoniales y a la renta de las personas, se generaría un efecto negativo en el PIB per cápita de largo plazo de 2,7%, hay una fe ciega en que esto se revertiría con el uso de estos recursos, especialmente con el incremento en el gasto previsto en I+D, al cual se atribuye un impacto positivo en el PIB per cápita de largo plazo de 3,2%. Pero no hay ninguna claridad respecto de la evidencia empírica que sustentaría esto último. ¿No habrá un exceso de voluntarismo?
En el caso del impuesto al patrimonio que aprobó la Comisión de Hacienda, si bien se introdujo una indicación en cuanto a que lo que va a tributar un contribuyente considerando la suma del impuesto a la renta y al patrimonio no va a exceder el 50% de la rentabilidad del capital obtenida en el período, no cabe duda de que se trata de una tasa elevada. El desincentivo al ahorro que esto significa probablemente va a inducir salidas de capitales, con dificultades de fiscalización que se traducirían en una recaudación bastante más menguada que lo proyectado. La experiencia de los países que han intentado recaudar por esta vía así lo demuestra, al punto que la mayoría de ellos ha abandonado esta opción.
Considerando que el gobierno no tiene mayoría en el Senado, la voluntad de ceder en algunos puntos para lograr acuerdos y colocar mayor atención a los argumentos técnicos va a ser fundamental. En este contexto, va a ser muy importante que los senadores tomen en cuenta los enormes desafíos que tiene la economía chilena en materia de ahorro e inversión, si genuinamente se aspira a superar la etapa de mediocre crecimiento que se vislumbra bajo el cuadro actual. Se necesita un mayor ahorro de los hogares, pero el componente más importante del ahorro, por lejos, es aquel de las empresas (en torno a 2/3 del total). Y esto último no es otra cosa que la reinversión de las utilidades. El proyecto de reforma tributaria presentado por el gobierno tiene entre sus ejes fundamentales nuevos gravámenes sobre el ahorro, y particularmente sobre las utilidades retenidas, que son la columna vertebral del ahorro interno en Chile. Ahora es el momento de repensar el tema en serio.