El futuro de Concepción
En treinta y cinco años más, la ciudad de Concépción celebrará los quinientos años de su fundación. Para muchos, treinta y cinco años es una eternidad, pero es probable -y así espero- que gran parte de quienes lean estas líneas estén vivos para celebrarlos. ¿Cómo será nuestra ciudad cuando cumpla cinco siglos? ¿Cuáles serán los sueños y aspiraciones de los penquistas del futuro?
En un contexto en que la contingencia se devora toda capacidad de anticipar, de soñar o de planificar a largo plazo el devenir del país, éste es el tipo de preguntas que pueden y deben hacer desde la Universidad. No precisamente porque estemos alejados de la contingencia, sino porque el compromiso de la Universidad del Desarrollo con la Región y con esta ciudad es de largo plazo, lo que queda demostrado en que este año la UDD celebra los veinticinco años de su fundación aquí en Concepción. Esta trayectoria, tradición y compromiso con la realidad local son los que nos permiten tomar la distancia suficiente para reflexionar, iluminar y orientar la toma de decisiones de aquellos actores públicos y privados que determinarán ese futuro.
En cuanto al rol que jugará Concepción, sin duda ese futuro es auspicioso. Las reformas por descentralizar el país con la elección de los consejeros regionales y la próxima elección de intendentes, sumado a la implementación de una nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano permitirán confiar en las capacidades locales para el diseño, implementación y ejecución de planes y proyectos directamente asociados a las necesidades de sus barrios y comunidades.
Por otro lado, se cuenta con los recursos humanos y el liderazgo para emprender este desafío, gracias precisamente al vínculo virtuoso entre instituciones de educación superior y la industria local. Virtud que quedó de manifiesto en la pronta recuperación que se vivió luego del 27/F, reconocido recientemente por la Fundación Kockefeller, que destacó a Concepción como una de las ciudades más resilientes del mundo.
Sin duda, Chile está viviendo hoy un proceso de reformas radicales, fruto del éxito de tres décadas de desarrollo económico y social que lo llevaron a niveles de bienestar que hoy derivan en nuevas demandas más complejas e inefables. Estas reformas corren el riesgo de comprometer nuestro futuro si se basan sólo en la contingencia y la desconfianza.
Es aquí donde nuevamente cobra relevancia el compromiso de las universidades locales como tercer sector, como el lugar donde se puede pensar y soñar un futuro posible desde la libertad y el respeto, fomentando la innovación, el emprendimiento, la responsabilidad pública y así construir la ciudad que queremos y nos merecemos al celebrar sus quinientos años de vida.