El doble filo de las primarias
Ad portas de que se celebren elecciones primarias para definir candidatos presidenciales, resulta importante reflexionar en torno a los efectos contradictorios que estos mecanismos pudieran tener en las aspiraciones políticas de las coaliciones. ¿Qué factores deberían considerar las fuerzas políticas al decidir si participan en primarias, más allá del discurso democrático que las rodea? O dicho de otra forma ¿son las primarias una herramienta que siempre fortalece a los partidos o pueden convertirse en una trampa estratégica capaz de sepultar aspiraciones presidenciales? Se suele plantear que las primarias son atractivas por sus ventajas para los partidos. En ese sentido los los más comunes son: primero, que entregan visibilidad a los candidatos a través de instancias como la franja televisada ola posibilidad de participar en debates presidenciales.
Segundo, los ayuda a posicionar ideas en el debate público con antelación frente alos candidatos que deciden no participar. Tercero, les sirve para fidelizar electores y grupos ciudadanos específicos en miras de la primera vuelta. Cuarto, pueden recaudar fondos prematuramente y de manera legal. Quinto y último —y quizás más importante—, les ayuda a mitigar posibles diferencias entre partidos y rostros relevantes de la política, de cara a enfrentar as elecciones parlamentarias.
Sin embargo, este tipo de mecanismos, así como poseen virtudes, de igual forma pueden encerrar posibles riesgos o efectos negativos que los actores políticos deberían internalizar —pero pocas veces o hacen—.
En primer lugar, una primaria con baja competitividad puede afectar negativamente la movilización electoral. En un sistema de votación voluntaria (como el que se usa para las primarias), el impulso político puede disminuir tras una baja participación y sepultar definiciones presidenciales antes de que realmente comiencen. En a lugar, la exposición temprana a medios no solo ofrece los beneficios señalados, sino que también multiplica las oportunidades para cometer errores, al crear e que candidaturas fuera de las primarias explotan mediante el o amigo». Finalmente, las primarias tienden a movilizar principalmente a los grupos más activistas y comprometidos ideológicamente. Esto puede conducir a una selección de candidatos capaces de energizar solo a ciertas bases partidarias pero que en realidad se vuelven incapaces de resonar con votantes moderados ei ndependientes, cruciales para ganar en una segunda vuelta presidencial.
Elpanorama de nuestra contingencia política reflejaalgunas de estas tensiones estratégicas. Para figuras como Evelyn Matthei, las primarias representan riesgos sin ofrecer beneficios proporcionales, pudiendo alejarla del centro político donde se definen las presidenciales. La «nueva derecha», en cambio, encuentra en ellas una ventana de oportunidad para visibilizar liderazgos alternativos. El oficialismo, por su parte, enfrenta el dilema más complejo: necesita primarias para consolidar su base parlamentaria, aun cuando esto signifique sacrificar su viabilidad presidencial.
En definitiva, las primarias no son simplemente un mecanismo electoral, sino apuestas estratégicas cuyas consecuencias pueden ser opuestas a las intenciones que las motivaron. Como todo en política, su valor no reside en el instrumento mismo, sino en la capacidad de los actores para evaluar con realismo cuándo representan una oportunidad y cuándo una trampa electoral.