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UDD en la Prensa

El año del emprendimiento

 Federico Valdés Lafontaine
Federico Valdés Lafontaine Rector

El emprendimiento es una actividad que está aumentando en el país. Así lo demuestran las cifras entregadas recientemente por el informe mundial de mayor prestigio en esta materia: el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que mide la actividad emprendedora de más de 90 naciones, y en el que la Universidad del Desarrollo participa como uno de los tres miembros del consorcio internacional que lo realiza en el mundo.
Los datos del reporte nacional 2011 son alentadores. En nuestro país, el 24% de la población adulta —entre 18 y 64 años— se considera un emprendedor en etapas iniciales; mientras que el año anterior esta cifra llegaba al 17%. De estos empresarios, el 56% reconoce que se embarcó en su proyecto por una oportunidad de negocio, mientras que el 33% dice haberlo hecho por necesidad. En tanto, los emprendedores establecidos (con negocios con más de 3,5 años de antigüedad) también tuvieron un aumento, aunque leve, llegando al 7%  de la población evaluada.
El informe muestra que los chilenos tienen ganas de emprender y que ven con buenos ojos a quienes se embarcan en un nuevo negocio. En ese sentido, el 46% de la población que no está involucrada en algún emprendimiento asegura que le gustaría iniciar uno, mientras que el 69% de la población adulta estima que los emprendedores tienen un alto prestigio social y el 73% valora  ser empresario como una opción de carrera deseable.
La autoridad ha declarado el 2012 como el “Año del Emprendimiento” y se ha venido preocupando especialmente de que las políticas públicas favorezcan un clima propicio para esta actividad. Al parecer, esto se ha notado pues el 57% de la población consultada por el GEM, opina que en el país habrá buenas oportunidades para iniciar un negocio.
Por otra parte,  en la población existe una amplia confianza en sus capacidades personales para iniciar un negocio, ya que el 62% de los adultos dice tener los conocimientos y habilidades necesarias para crear una empresa. Ambas cifras parecen reflejan un cambio cultural más significativo que sería digno de mayor estudio.
En todo caso, seguir impulsando el ímpetu emprendedor de los chilenos es crucial para el desarrollo del país, ya que éste es un motor del crecimiento, que no sólo genera fuentes de trabajo  (el 60% de los emprendimientos iniciales ocupa entre 1 y 5 personas), sino que también se concentran  principalmente entre jóvenes, adultos mayores y mujeres; es decir, en los grupos donde hay mayores índices de desempleo.
El reporte GEM 2011, también reveló que aún existe un 27% de la población que reconoce que no se atreve a emprender por miedo a fracasar. Ese es otro cambio cultural que se requiere alentar pues el fracaso no debe ser sancionado socialmente, sino apreciado como una manera de aprender. Las universidades tenemos mucho que aportar en este sentido, pues en un ámbito general,  podemos contribuir a generar un entorno propicio al emprendimiento y en uno particular, formar jóvenes en todas las carreras que tengan los ojos abiertos a las oportunidades de negocios que les abre el mercado.