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UDD en la Prensa

Diseñando confianza

Valeria Lobos Profesora Facultad de Diseño (sede Concepción)

Existen gestos y actitudes que nos ayudan a sentir confianza, como estrechar la mano al saludar. Su origen se remonta en Grecia, como un gesto de paz y confianza para demostrar que no se sostenía un arma. Por otra parte, los romanos comenzaron a darse un beso en la mejilla como saludo íntimo, siendo frecuentemente utilizado el mundo occidental como un hábito de saludo.

Ante la pandemia del COVID-19 hemos enfrentado nuevos cuidados para evitar el contagio; se recomienda evitar el contacto entre personas: no estrechar la mano, no saludar de beso, no tocar objetos o superficies de uso público.

Habitualmente realizábamos dichos gestos; no tocar ha sido uno de los cambios de costumbre a la cual nos hemos visto enfrentados: dejar de usar un sentido asociado al concepto de cercanía y confianza, el tacto. Es el primer sentido que desarrollamos, permitiéndonos explorar el mundo desde pequeños; y esta necesidad de contacto no desaparece con la edad.

Por ejemplo, la experiencia de comprar se complementa utilizando los sentidos de la vista y el tacto. En las circunstancias actuales se aconseja no salir a realizar compras; se sugiere utilizar medios como Internet o aplicaciones móviles para adquirir artículos. Entonces ya no realizamos las visitas a las tiendas, ni el ritual de elección de productos revisándolos y sintiéndolos. No tocar dificulta la decisión de compra, pero es un cambio de hábito que hemos implementado en nuestras rutinas para no contagiarnos.

Como diseñadores podemos ayudar a solucionar dichas problemáticas, siempre pensando en las personas y el concepto de seguridad: ¿Cómo hacer la visita a los espacios comerciales sea segura y confiable? ¿Cómo acercar a los usuarios a experiencias de compra más seguras durante la pandemia COVID-19?

Las consideraciones de diseño que podemos tomar en el área de diseño de espacios son cambios en la organización espacial del lugar, estrategias de circulación y en los usos, priorizando la separación entre personas y el no contacto. Utilizar superficies con materiales antimicrobianos, o integrar materiales que tengan facilidad de limpieza, sobre todo si son en áreas donde el alto contacto no se puede reducir.

Este virus cambiará nuestras costumbres y hábitos; nos obligará a rediseñar muchos sectores, pero siempre pensando en diseñar confianza y seguridad para las personas.