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UDD en la Prensa

De puño y letra Chile

 Klaus Schmidt-Hebbel
Klaus Schmidt-Hebbel Profesor Investigador, Centro de Investigación Sociedad y Empresa, Facultad de Economía y Negocios

La globalización es un catalizador del desarrollo integral.

El fracaso de la Ronda de Doha durante las dos últimas décadas ha enterrado la posibilidad de un acuerdo mundial de integración comercial. Esta falencia promueve la formación de acuerdos bilaterales y plurilaterales de integración internacional amplia: en comercio, inversiones, propiedad intelectual y otras áreas. Entre los acuerdos más importantes de integración regional están ASEAN y RCEP (en Asia), T-MEC (entre EE.UU., Canadá y México) y el Tratado de Asociación Transpacífico (TPP o TPP-11), firmado entre Chile y diez países del Pacífico en marzo de 2018, aquí en Santiago.

Una amplísima literatura económica demuestra los beneficios de la integración mundial en general y de los acuerdos de integración mundial en particular (Ej.: Orley Ashenfelter, Robert F. Engle, Daniel L. McFadden and Klaus Schmidt-Hebbel, 2018). Aunque pueden tener algunos costos, los beneficios netos de una mayor apertura e integración global son inambiguamente positivos y significativos para los países participantes.

Chile abrió gradualmente su economía al comercio mundial desde 1974, culminando con un arancel parejo de 6% a todas sus importaciones, desde el año 2003. A partir de los años 90, nuestro país complementa la apertura unilateral con una política de Estado promovida por todos los gobiernos de más profunda integración mundial. Hasta ahora, esta gran política ha llevado a la firma de 30 tratados bilaterales y plurilaterales, con 65 países, que representan el 83% del PIB mundial. El comercio libre con estos países ha reducido el arancel promedio efectivo de Chile a un bajísimo 0,8%. La apertura comercial y la integración amplia promovida por estos tratados ha llevado a que nuestro país ocupe uno de los primeros lugares en integración global (índice KOF), entre todos los países en desarrollo. Como también lo demuestra una amplia literatura mundial y sobre Chile, la globalización es un catalizador del desarrollo integral.

Relevancia del TPP-11

El TPP-11 exhibe cuatro aspectos esenciales.

Profundidad: El tratado profundiza los acuerdos de integración que ya tenemos con 10 países que representan el 14% del PIB mundial. Esto lo logra a través de mejor acceso a mercados (arancel cero), como los de Japón, Canadá, Malasia y Vietnam, para unos 3.000 productos chilenos, y del término de exclusiones de acuerdos previos (1.600 productos agroalimentarios con arancel preferencial).

Magnitud: El TPP-11 es el tercer tratado de integración más grande del mundo y el más grande del Asia-Pacífico. Hoy, 44% de las empresas exportadoras chilenas, 16% del total de nuestras exportaciones, venden sus productos y servicios a los países del bloque y el 20% de nuestra inversión va a aquellos países.

Amplitud: El TPP-11 no es un tratado solo comercial, es un acuerdo más amplio que involucra beneficios en otras 14 áreas de integración, desde la protección medioambiental hasta la laboral.

Progresividad: Es el tratado más progresista que Chile ha firmado porque, además de los puntos previos, resuelve problemas de acuerdos previos. Los efectos netos positivos son respaldados por seis estudios internacionales, que estiman los efectos del TPP-11 sobre el PIB de Chile en el largo plazo, arrojando un aumento promedio de 0,4% del PIB. Considerando el nivel del PIB de Chile proyectado por el FMI para 2021, ello equivaldría hoy a aumentar nuestros ingresos en US$ 1.180 millones anuales.

Las mentiras sobre el TPP-11

En Chile, el TPP-11 es criticado por algunos grupos, que enarbolan falacias y mentiras, carentes de fundamentos lógicos, teóricos y empíricos. La Subrei responde a 20 de estos “mitos”, demostrando su completa falsedad, en este documento.

Las personas detrás de estos mitos no contradicen los argumentos de la Subrei, ni se demuestran dispuestas a discutir sobre el tratado. No reconocen la validez de los estudios científicos sobre los efectos del TPP-11. Están dispuestas a botar USD 1.180 millones por año. Y demuestran su inconsistencia argumental al no decir nada sobre los 30 acuerdos anteriores que tiene Chile, de características y alcances muy similares al TPP-11.

Llamado al Congreso

Ratificar el TPP-11 es simplemente continuar con la exitosa y transversal política de Estado que han seguido todos los gobiernos y congresos que ha tenido Chile desde 1990, con el apoyo casi unánime de los partidos democráticos del país. No hay más tiempo que perder: el TPP-11 es bueno para Chile hoy, para acelerar nuestra recuperación, y mejor aun para Chile en el futuro. El Congreso debe ratificarlo ahora.