De liderazgos localismos y tonterías
Hubo un tiempo, ya lejano, en que la sociedad chilena fue más estructurada más consciente de sus deberes, un tiempo en que quienes más tenían eran también conscientes de sus grandes responsabilidades. Del deber de dar el ejemplo de predicar con la propia conducta.
Hubo un tiempo…en que a esos viejos caballeros de chaqueta y corbata provinieran del agro o de la academia los llamamos líderes. Fueron ellos, los más trabajadores, los más enérgicos, en suma, los más diferentes, los que hicieron la historia de nuestra ciudad y nuestro hermoso Chile.
De esta tierra salieron dos gobernantes, los presidentes Prieto y Bulnes hombres modestos pero patriotas que dieron su sacrificio para engrandecer a Chile.
Fueron también, líderes como esos los que. en un tiempo infinitamente más pobre, modesto y precario que el nuestro, fueron capaces de construir el más bello teatro de la ópera, que llevó el nombre de la ciudad. Lo hicieron sacrificando su derecho a comodidades pues vendieron terrenos, animales y sacrificaron sueldos por dar a su tierra un teatro digno de sus esperanzas.
Y fueron también ellos los que construyeron nuestras hermosas catedrales hombres como los obispos Sidas y Silva Santiago. Otros tiempos…
¿Y nosotros? Somos incapaces de hacer lo mismo, mientras disfrutamos de la última tv de pantalla plana. Y por supuesto culpamos al centralismo, al transantiago y a las profecías mayas, ¡tonterías puras!
Pues uno de los principales problemas de nuestro desarrollo es la carencia de liderazgos. Si se piensa en las figuras más destacadas de nuestra zona se verá que provienen en un mimen» apreciable de Santiago. Concepción es virtualmente una ciudad afuerina. Y ellos, una vez que han alcanzado la realización de sus bien merecidas metas, vuelven con sus familias a su lugar de origen.
Por ello no hay por qué escandalizarse por la irrupción de políticos santiaguinos como candidatos a cargos de elección popular de nuestras ciudades.
Es, ni más ni menos, lo que nosotros mismos merecemos, por nuestra carencia de liderazgos propios. No olvidemos que durante 16 años tuvimos diputados y senadores elegidos en nuestra región que provenían de la capital y que escasamente dormían una vez al año en Concepción o Talcahuano, pero, por cierto, la culpa no fue de los dirigentes políticos de Santiago, sino de nosotros mismos que votamos felices por ellos. La responsabilidad es nuestra, y lo será mientras no generemos de nuevo a los líderes que, en otro tiempo, nos dieron patria.