Construyendo una catedral
Un hombre golpeaba fuertemente una roca, estaba sudando y alguien le pregunta: «¿Cuál es su trabajo?» Él contesta con pesadumbre: «Picar piedra».
Un segundo hombre golpeaba fuertemente otra roca, también con cansancio, y alguien le pregunta cuál es su trabajo. También contesta con pesadumbre: «¿No lo ve? Tallar un peldaño».
Finalmente, un tercer hombre golpeaba fuertemente una roca, con rostro alegre, y alguien le pregunta: «¿Cuál es su trabajo?» Y contesta ilusionado: «Estoy construyendo una catedral».
Después de esta segunda cuenta pública, uno se pregunta: ¿Cuál es la catedral que el actual gobierno busca construir? ¿Sólo será esa sociedad de seguridades, oportunidades y valores para todos?
Más allá de una contundente rendición de cuentas que demuestra que la batería de políticas públicas implementadas en los últimos dos años hoy rinde sus frutos, aún está pendiente el despliegue de una hoja de ruta coherente, que profundice la misión de este gobierno y que evite cualquier iniciativa demagógica. La popularidad del gobierno no aumentará con la reforma tributaria o con las iniciativas mediáticas del Sernac.
En esta segunda mitad la ciudadanía premiará la consistencia de las políticas y una gestión pública de excelencia, que continúe impulsando el crecimiento económico, la creación de empleos y el aumento de los salarios de todos los chilenos. El Presidente Piñera debe construir sobre cimientos firmes los pilares en donde la sociedad desarrolle al máximo sus habilidades y creatividad, libertad individual, iniciativa empresarial o desarrollo profesional.
En estos dos últimos años se sembrarán las semillas para que Chile más temprano que tarde, sea una sociedad basada en el emprendimiento e innovación. En este contexto, y de acuerdo al último informe que contiene los resultados del emprendimiento en el país (GEM), más del 50% de los emprendedores en etapas iniciales se encuentra motivado por una oportunidad de negocio. Si se compara con la evidencia de años anteriores, se comprueba un importante incremento de la actividad emprendedora.
El desafío es ir perfeccionando tanto la oferta como la demanda del emprendimiento innovador. Ahora bien, la actividad emprendedora dentro de las empresas es una tendencia aún muy poco extendida. En ese mismo reporte se estima que sólo el 3,5% de la población es emprendedor que trabaja dentro de una organización. La única manera de alcanzar la meta del desarrollo pasa por derribar un conjunto de barreras culturales, económicas e institucionales que aún impiden el emprendimiento e innovación.
Para las primeras se requiere avanzar en un modelo de educación que premie el esfuerzo y responsabilidad individual, que celebre a los emprendedores, empresarios e innovadores como héroes nacionales, entre otros muchos aspectos.
Para las segundas, se requiere al menos impulsar la transferencia de la investigación y desarrollo la libre competencia, eliminar las instancias burocráticas y fomentar el apoyo financiero a través de capitales de riesgo.
Con todo, el actual gobierno está a medio camino de la cima del Everest y lo que queda requiere una mayor ilusión para construir su propia catedral. En esta segunda mitad, la ciudadanía premiará la consistencia de las políticas y una gestión que continúe impulsando el crecimiento económico.