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UDD en la Prensa

¿Consejeros de qué…?

 Eugenio Guzmán Astete
Eugenio Guzmán Astete Facultad de Gobierno, Facultad de Educación (I)

Muchos habrán escuchado que en las próximas elecciones presidenciales, diputados y senadores se erigirán, también, consejeros regionales. El tema ha sido tratado en distintos medios y columnas de opinión, en las que se han advertido sobre su importancia y funcionamiento. Aún así todavía son muchos quienes desconocen a los candidatos, funciones e importancia de dichos consejos.
Por lo pronto, los consejeros regionales tendrán a su cargo la asignación de los recursos del Fondo de Desarrollo Regional, que alcanzan a unos 1.800 millones de dólares, lo que si bien será en conformidad a las propuestas del intendente, constituye un monto de recursos considerable.
Pero, además, los consejos tienen una serie de funciones, tales como aprobar los planes regionales de desarrollo urbano; los planes reguladores metropolitanos y los planes reguladores intercomunales propuestos por la Seremi del Minvu; pronunciarse respecto de aquellos aspectos objetados de los planes reguladores comunales por parte de la Seremi del Minvu; aprobar, modificar o sustituir el plan de desarrollo regional y el proyecto de presupuesto regional; fiscalizar el desempeño del intendente en su calidad de presidente del consejo; entre otras.
Visto así, la elección es relevante. Ténganse en cuenta los desafíos urbanísticos del país.
Pero existe otro aspecto relevante y tiene que ver con su número. En efecto, al ser calculados con el censo de 2002, su número asciende a 278 y empleando las cifras preliminares de 2012, aumentarían a 282. Pero más allá de la base que se emplee, esta era una oportunidad para revisar estos números. En efecto, existen regiones en que se eligen 34 consejeros (Metropolitana) y otras 14 (Aysén), es decir, 2,4 consejeros más. Si el criterio respondía a principios de proporcionalidad poblacional, Santiago debiera haber elegido 27 veces más consejeros que Aysén, lo cual parece un tanto descabellado, pues de lo que aquí se trata es de administración de recursos y no sólo de representación poblacional. Es decir, en principio las regiones no inciden en las funciones y los recursos de otras. Luego, lo que correspondía no era emplear este tipo de criterios para establecer un número determinado (como ya ocurre en los consejos comunales). De hecho, se podrían haber empleado fórmulas que mejoraran la proporcionalidad poblacional con un 40% menos de consejeros; es decir, con 164 y con tamaños de consejos significativamente más funcionales y de menor tamaño.
Para simplificar el proceso de votación se ha recurrido a un método que desregionaliza la elección, para lo cual se establecen 64 circunscripciones provinciales, que aunque no corresponden a las 54 comunas del país, sí se asemejan.
Ahora bien, si lo que se buscaba evitar era una excesiva concentración de candidatos de una provincia o comuna, que sesgaran las decisiones a favor de ellas, el sistema actual tampoco lo evita. Para evitarlo existen otros instrumentos de la administración nacional, como las normas generales de asignación de recursos.
Habiendo atendido a criterios de administración más que de proporcionalidad poblacional para determinar el número de Cores, por ejemplo, un número fijo de consejeros por región, no se correría el riesgo de reproducir matices internos regionales que le hacen perder su sentido de unidad. Y si éstos existen entonces es hora que pensemos otra división administrativa.
Por último, para dimensionar el tamaño del voto que cada uno de los votantes el día 17 de noviembre, pensemos que a los 9 candidatos presidenciales se sumaran un promedio de 8 candidatos a diputados y algo semejante en candidatos a senadores, y por último, un promedio de uno 20 candidatos a consejeros regionales, vale decir: entre 37 y 45 candidatos. Lo que hace latamente probable que la elección de Cores termine siendo capturada por los partidos políticos y la lógica de pacto y subpactos que no necesariamente es la mejor, sobre todo cuando era posible poner en práctica fórmulas más simples y directas como la que fueran elegidos los candidatos con mayor número de votos de primer y segunda preferencia.