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UDD en la Prensa

Cómo está Chile en innovación

Al cerrar el año de la innovación es interesante mirar el resultado del índice de Innovación Global 2013. Conocido es el hecho que este año nos ubicamos en el lugar 46, pasando a un segundo lugar en Latinoamérica detrás de Costa Rica que califica 39. Sabido también es que Chile no sólo perdió el liderazgo en la región, sino que cayó siete puestos respecto del año anterior. Al cierre del año de la innovación es interesante ver algo de lo que nos dijo en detalle este estudio, el que separa la medición en variables de entrada y variables de salida de innovación. Interesante es ver que respecto a la entrada estamos en la posición 66 en el mundo, mientras que en cuánto a la salida, estamos 31, obteniendo la novena posición en el ratio de eficiencia. Tal diferencia entre entrada y salida parece poco sustentadle y se hace muy evidente el esfuerzo que tenemos que hacer en mejorar nuestras condiciones para hacer innovación. ¿Cómo mejoramos la inversión en innovación? Es en capital humano e investigación donde estamos muy rezagados, en lo que el índice nos ubica en la posición 89. Probablemente esto no es novedad, sin embargo hay algo que sí es novedad: dentro de las mismas variables de entrada calificamos en la posición 18 en lo que se refiere a gasto en educación, uno de los lugares más destacados que obtenemos en todos los ítems medidos. En un escenario donde rápidamente se llega a discursos que hablan de más impuestos para un Estado que pueda apoyar con más recursos, vuelvo a poner un viejo tema sobre la mesa que no por viejo deja de ser válido y actual. La discusión relevante no se trata de dogmas ni ideologías, sino que de cómo hacemos para que el esfuerzo gigante que como país estamos haciendo en educación no se diluya y se traduzca en resultados notables que nos hagan dar un salto cuántico en el desafío de acortar las brechas y caminar hacia el desarrollo. Es esperable que el gobierno que entra en 2014, tenga la visión y liderazgo para poner en debate temas de fondo y no agotar la discusión en debates altamente ideologizados que en mi opinión no conducen a verdaderas soluciones de los desafíos que enfrentamos en el mundo competitivo que nos toca vivir. Es de esperar que no caigamos en discursos facilistas de gastar más sino que podamos realmente debatir cómo gastamos mejor y hacemos rendir más cada peso invertido. Aunque suene anticuado y poco popular, hago un llamado a recobrar la discusión sobre el uso eficiente de los recursos públicos y la construcción de un Estado que se mida no por su tamaño, sino que por su verdadera capacidad de apoyar el desarrollo del país en aquellos ámbitos donde debe cumplir una misión central e intransferible.