Claves para un endeudamiento responsable
El consumo asociado a las tarjetas de crédito está en aumento y dados los tentadores programas de fidelización que las instituciones ofrecen, es aún más atractivo su uso. No obstante, hay que tener conciencia respecto de los costos asociados y de las diferentes opciones al momento de elegir un tipo de tarjeta.
1. TARJETAS DE CRÉDITO En base a la última Encuesta de Presupuesto Familiar (EPF), publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se establece que el gasto promedio mensual estimado de los hogares chilenos asciende a $807.409 en donde la mayor parte de este es destinado a alimentos y bebidas no alcohólicas (18,63%), trasporte (16,38%), y vivienda y gastos en servicios básicos (13,48%), principales costos del hogar y que su fuente de financiamiento proviene, en gran medida, por el uso de tarjetas de crédito.
A diciembre 2013, utilizando como base de información pública a la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), se observa que existen más de 21 millones de tarjetas de créditos vigentes tanto del sistema bancario (29%) como no bancario (71%), donde muchas veces una persona puede tener desde una hasta inclusive cinco tarjetas de créditos claramente un factor que impulsa el consumo y puede perjudicar fuertemente a las personas que no son lo suficientemente planificadas en cuanto a sus gastos.
2. ¿LÍNEA DE CRÉDITO O CRÉDITO DE CONSUMO? Ambos productos son ofrecidos por los bancos pero tienen como finalidad satisfacer necesidades de distinto plazo. El crédito de consumo corresponde a un préstamo que el banco le otorga a un cliente, con el compromiso de que este último devolverá dicho préstamo en forma de cuotas con un interés adicional que compense al banco por la prestación de dicho servicio, generalmente con un plazo mínimo de 12 meses. La línea de crédito, por su parte, representa un crédito permanente que se encuentra disponible en cualquier momento y que debe ser cubierta en los plazos que se establecen en el respectivo contrato entre las partes involucradas (cliente y banco).
Si bien ambos productos buscan aumentar la capacidad de compra de los consumidores, el crédito de consumo tiene como finalidad satisfacer necesidades de largo plazo, a diferencia de la línea de crédito que permite al consumidor pagar el consumo realizado en un menor plazo, pudiendo pagarla inclusive al mes siguiente.
En materia económica, el costo del dinero corresponde a la tasa de interés aplicada por la institución al momento de otorgar el crédito de consumo o por el uso de la línea de crédito asociada tanto a tarjetas de crédito como a cuentas corrientes.
En base a información de la SBIF para un crédito de consumo de $500 mil a un plazo de 24 meses, se puede observar una tasa de interés anual máxima de 47,64% y una tasa mínima de 10,92%, entre las distintas instituciones que ofrecen créditos de consumo con dichas características. Por otro lado, la tasa de interés anual asociada a tarjetas de créditos van desde 5,76% hasta 57,21%, aunque dependiendo del caso también pueden generar comisiones por el uso de esta y los seguros asociados. Por lo tanto, observando las diferencias respecto de los intereses cobrados entre los distintos productos e instituciones, es sumamente importante que el consumidor cotice antes de elegir alguno de estos productos.
1. IMPACTO DE LAS CRISIS EN EL NIVEL DE ENDEUDAMIENTO
Las recientes crisis económicas han enseñado tanto a las instituciones financieras como a las personas respecto de la importancia de mantener niveles de endeudamiento moderados. Los bancos y otras instituciones han aumentado las restricciones al acceso de créditos y los consumidores se han informado y creado conciencia del daño que genera el exceso de deuda, tanto en sus hogares como a nivel gubernamental.
A. LA TARJETA DE CRÉDITO ES UN PRODUCTO QUE HAY QUE MANEJAR CON CONCIENCIA.
Es posible afirmar que, en el corto plazo, el consumo representa una de las variables con mayor ponderación al momento de estimular la demanda interna; en términos simples, un mayor consumo conlleva a un mayor ingreso para las empresas, lo que a su vez genera que aumenten los niveles de producción de bienes y servicios. Este consumo, siempre cuando venga financiado por los ahorros de los hogares, será un aporte positivo para el flujo circular de la renta, no así si viniera financiado únicamente por el cupo de la tarjeta de crédito o de la línea de crédito.
Estos productos pueden generar ventajas, siempre y cuando su uso venga asociado a un conocimiento de la información financiera (tasas de interés y comisiones), responsabilidad y conciencia económica, ya que permiten a las personas tener un consumo presente de bienes y servicios que pueden pagar de manera diferida. Respecto de lo anterior, el endeudamiento controlado no genera impacto negativo hasta que se convierte en un apalancamiento excesivo; es decir, tal nivel de deuda en el que los ingresos percibidos no alcanzan a cubrir los costos principales que la persona o familia poseen mensualmente, además de los que generan dichos productos financieros, lo que en el largo plazo no es sostenible para las familias chilenas.
En base a información de la SBIF el 97,3% de los créditos originados por tarjetas de créditos emitidas por bancos se encuentran al día, a diferencia del 93,7% de los créditos originados por emisores no bancarios, que de estos últimos, la deuda se encuentra principalmente asociada a tiendas de retail y supermercados.
B. CARGA ANUAL EQUIVALENTE (CAE).
Una de las regulaciones importantes del último tiempo, y en beneficio de los consumidores, ha sido la Carga Anual Equivalente (CAE), indicador introducido en la Ley 20.555 del Sernac Financiero que permite a las personas comparar entre las distintas alternativas de crédito disponibles.
La CAE se expresa en porcentaje e indica el costo de un crédito para un periodo de tiempo anual, sin importar el plazo pactado y que incorpora todos los costos y gastos asociados a este, y contribuye a poder tomar una decisión informada que beneficie a los consumidores.
Por lo tanto, frente a dos créditos de iguales características (plazo y condiciones), se deberá seleccionar el que tenga una menor CAE, ya que representa que la carga financiera anual es menor respecto del que tiene una CAE superior.
2. RECOMENDACIONES GENERALES
A. ES CLAVE ESTAR INFORMADO DE LOS COSTOS ASOCIADOS Y SER PLANIFICADO EN CUANTO A LOS INGRESOS Y GASTOS QUE SE POSEE. Los principales costos que hay que tener en cuenta son las comisiones de mantención o administración, que se devengan independiente del uso que se le dé a la tarjeta, así como otras comisiones cobradas por avances en efectivo. Adicional a lo anterior, hay que tener presente la tasa de interés aplicada a las compras efectuadas en cuotas (cuando no existe la promoción del pago en cuotas sin interés), por lo que es importante saber distinguir entre las distintas alternativas de pago y sus costos. Esta información es fácilmente accesible mediante internet y es actualizada semanalmente por la SBIF
B. PODER PRIORIZAR LAS NECESIDADES Y JERARQUIZARLAS ES ESENCIAL. Desde un punto de vista económico, las necesidades son múltiples e ilimitadas y los recursos escasos, y en esta materia, el dinero es el recurso que las personas y familias necesitan para satisfacer sus necesidades. Por lo tanto, poder organizar y priorizar las necesidades personales y familiares es fundamental.
C. OTRO PUNTO IMPORTANTE ES TENER EN CONSIDERACIÓN LOS CONCEPTOS DE: i) Ingreso familiar (IF), el cual es básicamente la suma de todos los ingresos de la familia, para tener conciencia del dinero promedio con el que cuenta la familia para poder cubrir los costos y gastos.
ii) Sueldo líquido familiar disponible (SLF), el cual corresponde al IF menos el valor del arriendo o del pago del dividendo, y lo que busca es poder asegurar que la familia tenga en cuenta el ingreso mínimo con el que debe contar para cubrir estos gastos de vivienda antes que otros gastos que pueden postergar.
iii) Gastos financieros, corresponde a la suma de todas las cuotas y pagos que se realizan por conceptos relacionados a créditos de consumo y tarjetas de crédito.
D. ESTAR INFORMADO DEL NIVEL DE ENDEUDAMIENTO. Se recomienda que el gasto financiero no supere el 25% del SLF disponible, niveles superiores pueden ser considerados como una carga de costos que difícilmente son manejables y sostenibles en el largo plazo.
F. USAR LA LÍNEA DE CRÉDITO ÚNICAMENTE EN SITUACIONES DE EMERGENCIA donde se tenga que cubrir un gasto extraordinario, el cual no esté contemplado.
G. UTILIZAR LA TARJETA DE CRÉDITO PARA FINANCIAR EL CONSUMO DE BIENES DURABLES, como por ejemplo electrodomésticos, muebles u otros.
H. TENER EN CUENTA QUE LA LÍNEA DE CRÉDITO NO REPRESENTA UN FLUJO DE INGRESO, esto quiere decir que si bien aumenta la capacidad de compra, es más bien un egreso que se deberá cubrir luego de ser utilizada.