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UDD en la Prensa

Cambio de gabinete

 Lesley Briceño Valencia
Lesley Briceño Valencia Coordinadora académica Ciencia Política y Políticas Públicas

El cambio de gabinete anunciado el miércoles en la noche a través de un formato inédito, como lo fue una entrevista televisiva, generó controversia y no dejó indiferente a la ciudadanía. La forma en que se realizó será cuestionada y criticada por muchos y es muy probable que, indiferente del formato que se hubiera utilizado, el cuestionamiento habría sido el mismo.
Pero el fondo del tema, el cambio en el gabinete, era el ajuste necesario y esperado hace ya varias semanas, como también la necesidad de la Presidenta de demostrar un liderazgo claro y fuerte que le ha sido escurridizo, especialmente en el escenario político actual. Los datos entregados por la encuesta CEP ratifican este escenario: sólo el 3% de los chilenos confia en los partidos políticos (un dato muy preocupante, debido a que ése es el margen de error de la encuesta); pero además la alta desaprobación del gobierno (56%), la percepción de que el gobierno está improvisando en las reformas presentadas (65%), y la percepción de la ciudadanía de la falta de liderazgo y lejanía por parte de la Presidenta; entre otros datos.
Una de las mayores interrogantes tiene que ver con quiénes serán los nuevos ministros. Por el momento, se ha ratificado al Canciller Muñoz y pareciera ser que su trabajo perdurará mucho más allá de los alegatos en La Haya; quizás estamos ad portas de una verdadera renovación dentro del gabinete y dentro de la elite política nacional en virtud de la apreciación que tiene la ciudadanía de su desempeño.
Lo más interesante de este anuncio es el secreto con que se fraguó y que no se haya filtrado a la prensa, tal como ha sido la costumbre con otros cambios de gabinete. Por otro lado, además la sensación de soledad y aislamiento en que se tomó la decisión junto a sus más cercanos. En términos políticos, Bachelet no tiene nada más que perder, sus niveles de aprobación y popularidad son bajísimos y casi nada queda de ese cariño y cercanía con la que percibía la sociedad civil hace tan sólo un par de meses.