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UDD en la Prensa

Calidad en educación: un desafío integral

 Luis Humberto Alvear López
Luis Humberto Alvear López Docente Facultad de Gobierno

Desde la década de los años 90 del siglo pasado, en Chile los diferentes actores del mundo educativo hablan con progresiva intensidad por los diferentes actores del mundo educativo, como de la comunidad en general, de «calidad en educación». No obstante, no existe consenso en el sentido y significado que tenemos como país sobre «calidad», pareciera un concepto difícil de definir y de lograr consenso en ello. Las autoridades del sector educación tienen un concepto de calidad, que en lo fundamental, está referido a la eficiencia del sistema manifestada en los aprendizajes logrados por tos alumnos relacionados con los aprendizajes establecidos. Por su parte, apoderados y comunidad entienden calidad por la satisfacción que sienten por la utilidad que les significa la educación en relación con los proyectos de vida que cada uno de los alumnos y comunidad tienen.
Las coincidencias conceptuales en relación con «calidad en educación», serán más viables si entendemos que la educación es un derecho de toda la población, y que la deben recibir en concordancia con sus expectativas y proyectos de vida. En segundo lugar, el sistema escolar debe permitir una efectiva flexibilidad, de modo que los centros educativos asuman ofrecer una educación de calidad desde la responsabilidad social que les entrega la comunidad para atender las necesidades presentes y futuras de todos los alumnos y de la comunidad toda, a través de propuestas educativas significativas y relevantes, ya que les deben permitir una plena inserción social, asumiendo las responsabilidades y roles que les corresponda.
Desde esta perspectiva, los centros educativos, de cualquier nivel, deberán disponer de docentes líderes y competentes, quienes «hacer bien lo que tienen que hacer en un momento determinado, considerando las circunstancias existentes, con claros y precisos valores y con actitud que les permita solucionar los conflictos que tengan, concitando la adhesión de pares y alumnos».
Lo planteado nos lleva a importantes desafíos que deben asumir en forma real y efectiva cada uno de los actores de los centros educativos, para lo cual la participación responsable es indispensable e ineludible.