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UDD en la Prensa

Autonomía del Banco Central

 Matías Pascuali
Matías Pascuali Profesor e investigador del Centro de Derecho Regulatorio y Empresa, Facultad de Derecho.

En 1925, por recomendación de una comisión liderada por Edwin Kemmerer, se creó el Banco Central de Chile, con la misión dictar normas y recomendaciones tendientes a la estabilización de la moneda.

El Banco Central hoy es un ente con rango constitucional, autónomo, con patrimonio propio, de carácter técnico, cuya composición, organización, funciones y atribuciones son determinados por una ley orgánica constitucional.

La Ley Orgánica del Banco Central, Ley N°18.840, establece que el Banco Central tendrá por objeto velar por la estabilidad de la moneda y el normal funcionamiento de los pagos internos y externos. Las atribuciones del Banco, para estos efectos, serán:

  1. La regulación de la cantidad de dinero y de crédito en circulación.
  2. La ejecución de operaciones de crédito y cambios internacionales.
  3. La dictación de normas en materia monetaria, crediticia, financiera y de cambios internacionales.

Una de las características principales del Banco Central de Chile es su autonomía constitucional, existente sólo desde el año 1989, época en que se empezó a generar la autonomía de la mayoría de los Bancos Centrales a nivel mundial.

Antes de esto, los Bancos Centrales eran, por regla general, organismos dependientes de los Ministerios de Hacienda. Hoy, sin embargo, existe un consenso sobre la necesidad de que los Bancos Centrales sean autónomos.

¿Pero a qué nos referimos cuando decimos que el Banco Central debe ser autónomo?

Cuando hablamos de autonomía del Banco Central podemos distinguir dos aspectos, por un lado, existe la autonomía política que se traduce en que el Banco Central tiene la facultad de determinar los objetivos de política monetaria sin intervención de agentes externos.

Por otro lado, existe otra dimensión de la autonomía que tiene relación con la ejecución de la política monetaria fijada y determinar la forma como se llevan adelante dichas decisiones.

¿Qué justifica que el Banco Central sea autónomo?

Existen diversos motivos que justifican la autonomía de los Bancos Centrales, tales como:

  1. Los Bancos Centrales no deben verse influenciados por los problemas políticos del día a día.
  2. Se ha sostenido que existe una relación directa entre la autonomía del Banco Central y el control de la inflación. Esto es una consecuencia de lo señalado en el número anterior.
  3. El Banco Central debe tomar sus decisiones de política monetaria en base a criterios técnicos y no en base a criterios de política contingente.

¿Por qué debemos defender la autonomía del Banco Central?

Diversos estudios han concluido que los países con Bancos Centrales más independientes, como en Chile, tienen tasas de inflación más bajas que aquellos con Bancos Centrales menos independiente. Alesina y Summers (1993) afirman que los Bancos Centrales independientes son mejores para controlar la inflación porque se encuentran protegidos de las presiones de la política diaria y por lo tanto, pueden tener una visión más amplia y adoptar decisiones impopulares.

Es posible que los objetivos del Banco Central (que se centran en alcanzar la prosperidad económica a mediano y largo plazo) puedan diferir sustancialmente de las presiones que enfrentan los funcionarios políticos electos (de corto plazo). Así, al otorgar al Banco Central la independencia necesaria para determinar sus decisiones, reduce la posibilidad de que las presiones políticas o partidistas lo desvíen de sus objetivos de política monetaria obligatorios.

¿Cuáles son los riesgos de un Banco Central sin autonomía?

El gran riesgo es que la política contingente, es decir, los intereses de quien ejerce el Poder Ejecutivo, sean más relevantes que las determinantes técnicas al adoptar decisiones.

Así, por ejemplo, en relación a la función de propender a la estabilidad de la moneda, la cual se traduce en el control de la inflación, podría pasar que en un Banco Central no autónomo se tomen medidas tendientes a aumentar la sensación de bienestar económico inmediato a través de un aumento del dinero circulante, lo que puede provocar aumentos de las tasas de inflación en el corto o largo plazo.

Respecto de la función de velar por el normal funcionamiento de los pagos, podría pasar que un Banco Central no independiente, establezca normas de control de las divisas (su entrada o salida del país) para efectos de manejar artificialmente índices económicos que pueden dar, en el corto plazo, la sensación de estabilidad económica (situación que podría verse como favorable ante escenarios electorales, por ejemplo), pero en el largo plazo provocar crisis.

Como conclusión creemos que debemos defender la independencia o autonomía del Banco Central, ya que este debe ser un organismo eminentemente técnico y no político, capaz de tomar decisiones técnicas que tengan efecto tanto en el corto como en el mediano plazo. Estas medidas pueden ser impopulares, como el aumento de tasas de interés o la intervención en el mercado de divisas, generando complicaciones a los gobiernos de turno, pero necesarias para lograr los resultados queridos en el corto plazo. Para esto se requiere un Banco Central en el cual ni el ejecutivo ni el legislativo tienen un papel preponderante.