Apoyo a moderación fiscal
En el pasado mes de junio, en esta misma tribuna, advertí acerca del preocupante deterioro de las cuentas públicas y valoraba los primeros gestos del entonces recién nombrado ministro Valdés. En estos días, la prensa informa sobre las acciones del titular de Hacienda para realizar un ajuste al gasto fiscal del presente año. Las realidades económicas creadas durante los últimos dos años y heredadas por Valdés, sumadas al complejo escenario internacional, hacen totalmente imprescindible una moderación de la expansión del gasto. No es fácil la tarea del ministro, por esa razón y por el bien de Chile, estimo muy necesario respaldarlo para la consecución de esa importante meta.
La realidad se agravó con la mayor caída en el precio de cobre registrada en los últimos meses y con el menor crecimiento de la economía internalizado, ya no como un fenómeno de corto plazo sino a lo menos de mediano. Pensemos solamente que de una economía que crecía en promedio en torno al 5,3% anual entre 2010-2014 (periodo de Sebastián Piñera), pasamos a una que crece al 2% en los siguientes 4 años (periodo de Michelle Bachelet). Por eso fue razonable que el ministro adelantara la reunión del Comité Consultivo del precio del cobre y que en estos días se encuentre estudiando el ajuste que le va a proponer a la Presidenta. Las preguntas y alternativas son varias.
¿Cuándo hacerlo? Creo fundamental no postergar el ajuste y anunciarlo a la brevedad. Primero porque si lo hace el 2016 facilita el cumplimiento de la nueva meta de déficit estructural que el ministro anunció hace pocos meses al país. Sería grave que el Gobierno no cumpliera esa meta después de haberla modificado. La marcha de la economía depende de la confianza y en materia fiscal no es bueno deteriorarla más.
Pero eso no es todo. Hay una realidad económica: en una economía abierta, como la chilena y con tipo de cambio flexible la política fiscal tiene poco impacto reactivador. Más aun en un contexto con creciente crecimiento de la deuda total del país. Estudios para más de 44 países confirman “la baja efectividad de los estímulos fiscales”. ¿Qué resulta ser efectivo en este tipo de economías? La política monetaria y por ello la prioridad debe ser el ajuste fiscal para dar algún espacio al Banco Central.
¿Sobre qué tipo de gasto hacerlo? Aquí también hay una respuesta evidente, el ajuste no debiera hacerse al gasto de inversión. Este es clave para apuntar el crecimiento económico, especialmente después de dos años de caída en la formación de capital. Más aun cuando la Presidenta anunció al presente año como el de la productividad y sabemos que esta es complementaria con la inversión. Es al gasto corriente al que hay que moderar en su crecimiento.
¿Cuál debería ser el monto? Los expertos señalan que para cumplir con la trayectoria de déficit estructural anunciada y dados los elementos de precios externos y de actividad económica doméstica e internacional ese ajuste debería ser entre 1.200 y 1.700 millones de dólares. Este rango es razonable ya que está entre el 0,5 y 0,7 del PIB y es muy parecido a los ajustes que dio a conocer hoy El Mercurio que Brasil, Colombia y México van a realizar durante el presente año. En efecto entre 0,5 y 0,7 serán los ajustes de gastos de esos países. En la hora actual hay que apoyar el retorno a una sana política fiscal.