Anticipándose al ciclo
Durante los últimos dos meses hemos visto una marcada diferencia entre el escenario económico interno y externo.
Esto se ha explicado principalmente por el aumento de las tensiones en los mercados financieros, la situación política de la Eurozona y el descenso de los precios de las materias primas (cobre y petróleo).
Ahora bien, internamente aún se observa un crecimiento del producto superior a las expectativas aunque con una desaceleración de la demanda interna. Con todo, los mercados globales han aumentado su volatilidad y aversión al riesgo, ya que a pesar del rescate a la banca española, a través de la inyección de 100.000 millones de euros éste se diluyó por completo, retornando las verdaderas preocupaciones por el país ibérico. A lo anterior se suma un desempeño económico más débil en Estados Unidos y China.
La coyuntura internacional y las expectativas internas llevan a proyectar un segundo trimestre de este año con una variación de 4,5% respecto del mismo trimestre de 2011, lo que claramente es una desaceleración debido al menor ritmo de crecimiento del comercio e inversión. Esto último se concluye principalmente de la caída en las expectativas, las cuales se manifiestan en menor actividad con aproximadamente dos trimestres de rezago tanto en el sector de construcción como en el financiero (Índice de Confianza Empresarial de la Universidad del Desarrollo).
Un ingrediente adicional es que, a pesar del crecimiento económico por sobre lo esperado, la inflación no ha experimentado variaciones. De hecho, el IPC del mes de mayo tuvo una variación de 0%, mientras que en doce meses acumula una variación de 3,1%. Este resultado sorprende a la baja, ya que en mayo se esperaba un resultado cercano al 0,2%, el cual se puede interpretar como un indicio de desaceleración de la demanda interna. De hecho, el índice de inflación subyacente que excluye alimentos y energía presentó una variación mensual negativa. Ahora, debido a las alzas anunciadas por el sector transporte y precios de cigarrillos y al descenso del precio del combustible, se estima una variación de 0,2% para junio, lo que llevaría a la inflación en 12 meses a 3,2%.
Frente a este panorama internacional nuestra institucionalidad económica será una vez más puesta a prueba. Por un lado el Banco Central se enfrenta a un gran desafío en cuanto a manejar de manera prudente la política monetaria, anticipando y balanceando correctamente los riesgos externos e internos.
En este contexto, en el plano interno los riesgos sobre la inflación aún siguen sesgados al alza, debido al cierre de brechas de capacidad, a la estrechez del mercado laboral y la fortaleza de la demanda interna. Luego, es muy probable que la Tasa de Política Monetaria (TPM) se mantenga en 5% hasta fines de este año. Asimismo, frente a la actual coyuntura es fundamental el rol que cumplan las finanzas públicas y la institucionalidad laboral.
En concreto, y frente al escenario de riesgo que se enfrenta, el gobierno debería insistir con la iniciativa legal que establece una institucionalidad permanente que permite que empleadores y trabajadores acuerden el otorgamiento de permisos laborales en tiempos de crisis, con el objetivo de evitar la pérdida del empleo. Frente al escenario de riesgo que se enfrenta, el gobierno debería insistir en una institucionalidad que permita pactar permisos laborales durante las crisis.