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UDD en la Prensa

2013: año de la transpiración

 Pablo Fernández Gumucio
Pablo Fernández Gumucio Director de Innovación

Si la innovación y la creatividad funcionara como la manzana que le cayó a Newton y que le permitió deducir la teoría de la gravedad, deberíamos pedirle a Corfo que se dedique a plantar palmeras y frutales para ser bombardeado por esos momento de genialidad. Para fortuna de nuestra cabeza no necesitamos ser golpeados por un objeto contundente para generar ideas creativas. Pero tampoco es algo que ocurra de manera mágica, sino que requiere una buena cuota de transpiración.
De partida necesitamos tener expertise en un área. Tim Gladwell habla de las 10.000 horas necesarias para lograr la meta; los Beatles practicaron 12.000 entre 1960 y 1964 para alcanzar el sonido que los caracterizó y Bill Gates accedió a su primer computador a los 13 años, alcanzando las 10.000 horas a muy temprana edad. Tal como sólo después de un tiempo muy prolongado viendo una imagen empezamos a desenfocar la mirada y damos pasos a ideas distintas e innovadoras, ser expertos en un tema nos permite verlos con «otros ojos».
Lo segundo es conectar y combinar lo que conocemos. Nadie es tan genial para crear algo 100% original. Todo viene de la capacidad de conectar cosas que vimos en distintos lugares para sintetizar algo nuevo (El mismo Newton «se paró en los hombros de gigantes», Jobs ideó el mouse después de una visita a Xerox etc). Para eso necesitamos desconectarnos y reflexionar, como Jobs que practicaba la meditación o las caminatas que toma MarkZuckerberg, pues la vorágine e hiperconectividad del día a día nos consume con lo urgente.
Un último punto tiene que ver con el equipo. Uno de los primeros centros que logró generar emprendimientos e innovaciones de manera constante fue el laboratorio de Thomas Edison. Con más de 1.000 patentes a su haber, Edison se rodeó de expertos de distintos ámbitos y nacionalidades; entre ellos Charles Batchelor mecánico de Inglaterra, John Kruesi, relojero de Suiza, Ludwig Boehm, soplador de vidrios alemán, además de matemáticos carpinteros, etc. Él sabía que para lograr innovaciones radicales necesitaba un equipo multidisciplinario en términos de culturas y conocimiento.