Chile y el mundo enfrentan una serie de mega desafíos socio-ambientales, marcados por los impactos del cambio climático, la perdida de la biodiversidad y un desarrollo social inequitativo. La superación de estos y el logro de un desarrollo sostenible -que implique avances en el bienestar humano respetando los límites planetarios-, requiere de un rol activo y central de la empresa.
La buena noticia es que la sustentabilidad empresarial no es sólo un imperativo ético, sino que su caso de negocios es cada vez más robusto. Una reciente publicación de NYU revisó 245 estudios que analizaban la relación entre los indicadores de sustentabilidad (o indicadores Ambientales, Sociales y de Gobernanza) y el rendimiento financiero, concluyendo que un 58% de los estudios describía una relación positiva, un 13% mostraban una relación neutral, un 21% presentaba resultados mixtos y sólo un 8% indicaba una relación negativa.
Y se preguntarán ¿qué es lo que explica los mayores retornos financieros? Por una parte, múltiples estudios demuestran como las empresas más sustentables tienen una mejor gestión de riesgos, ya sean legales, reputacionales, físicos o competitivos, y son más resilientes ante crisis del mercado. Por otro lado, las iniciativas de sustentabilidad implican el aprovechamiento de múltiples oportunidades, tales como la eficiencia en el uso de recursos y su consecuente reducción de costos, o las mejoras en tasas de innovación, tanto a nivel de operaciones, como de productos y modelos de negocios. Es también común identificar la sustentabilidad empresarial como fuente de ventaja competitiva, permitiendo a las empresas diferenciarse de su competencia, acceder a nuevos segmentos de mercado o responder antes demandas de los consumidores. Una empresa comprometida con la sustentabilidad es también más atractiva para futuros empleados, y es un enfoque que lleva a mejoras en reputación y legitimidad de las empresas. Por último, pero no menos importante, es un aspecto cada vez más valorado por los inversionistas, permitiendo un mejor acceso al capital.
Sin embargo, la transformación hacia la sustentabilidad empresarial no es tarea fácil, y requiere del desarrollo de habilidades organizacionales no tradicionales. Demanda de un liderazgo comprometido, del desarrollo de una visión ambiciosa de largo plazo y la superación de la inercia organizacional. Requiere de la adopción de una cultura de sustentabilidad e innovación, y el poder balancear objetivos en conflicto. Precisa de un alto grado de colaboración e integración de las necesidades de diferentes grupos de interés y de la medición y comunicación de diferentes indicadores de sustentabilidad.
La sustentabilidad empresarial es hoy más urgente que nunca. Los invito a preguntarse ¿Qué rol debiese tener mi empresa en el desarrollo de un futuro sostenible, y cómo podría contribuir aprovechando las oportunidades que los desafíos de la sustentabilidad presentan?