Visión Ribera Norte
Hace unas semanas atrás me invitaron a participar como jurado en el concurso para la puesta en valor del “Puente Viejo”, organizado por la Cámara Chilena de la Construcción.
El valor de las propuestas no sólo se sostenía en rememorar dicha estructura tan importante en la historia de la ciudad, sino también enfrentarse a la problemática de borde y espacio público, tanto hacia el río, como hacia la ciudad. Estaba claro el tono de la discusión propuesta en el encargo.
Esta pieza urbana es una posible zona que se podría incorporar al sistema de espacios públicos establecidos por el Programa de Recuperación Urbana Ribera Norte (PRURN), particularmente en el “Área 3” terminando en cerro Chepe.
Entre el Puente Viejo y los pies del cerro Chepe hay cerca de 2 kilómetros de distancia que se ha definido como el área potencial del parque Urbano Ribera Norte. Para dimensionar, esta longitud es similar a la sumatoria de terrenos eriazos de borde que tiene Valparaíso en la zona del muelle Barón, zona que se encuentra en plena discusión.
Hace pocos días la Corte Suprema suspendió los permisos municipales para la construcción del mall Barón, lo que coloca en evidencia una serie de problemas, no solo a nivel de irregularidades, sino también de una falta de visión ciudad que tiene relación a lo que se quiere de esta pieza urbana, y con ello, la carencia de una planificación y voluntad política que pueda establecer de manera clara el cómo se puede conseguir eso que se quiere.
Actualmente, la ciudad de Concepción goza de una situación bastante distinta. Por una parte se estableció una visión clara y que recoge desde distintas variables, habitacionales, urbanas (movilidad y espacio público) y de equipamiento, la manera consensuada en qué y cómo se proyecta la ciudad hacia la ribera norte, a partir del PRURN hace más de 20 años. Mientras que por otra parte, se ha logrado, con errores y aciertos, ir avanzando en cada uno de los componentes claves de este programa.
La claridad en esta visión ha permitido que todos los proyectos que se han desarrollado no sean iniciativas aisladas, sino que se enmarcan en un propósito común, que aun cuando no se ha finalizado en su totalidad, dan claras luces de lo planificado.
Con la inauguración del nuevo Teatro Regional del Biobío como un hito de borde, se abre fuertemente la posibilidad de consolidar la abertura al río, como uno de los grandes pendientes, a través del trabajo de suelo y lo que este pueda provocar a nivel de espacio público y actividades. En el sentido transversal, permite consolidar el remate del sistema de parques y plazas, y en el sentido longitudinal, potencia el trabajo de suelo que ya comenzó el parque Costanera y el Memorial 27F.
La visión del PRURN es mucho más integral y compleja que un borde de río, es un borde de ciudad, con espesor de ciudad, como sistema que articula a través del suelo, ojalá con pronta continuidad a través del soterramiento del tren, el nuevo Centro Cívico, parque Bicentenario, parque Costanera y Río Biobío, con el resto de la ciudad. La apuesta no fue por un borde “simplemente”, la apuesta fue por un sistema, un sistema acorde a los tiempos que requiere el desarrollo de una ciudad.