¿Cuánto aportan las universidades?
Lo que mides es lo que obtienes, un viejo refrán que habla de las virtudes y los defectos de medir. El problema no es medir, el problema es qué medimos. En las universidades, éste es un tema de discusión recurrente. ¿Qué necesita la sociedad de las universidades? Impacto, creación de valor. ¿Qué medimos de las universidades? Esto varía mucho, pero poco a poco se consolidan en Chile las mediciones más tradicionales como los rankings internacionales. Los rankings cumplen una función importante si están bien hechos: logran objetivizar y simplificar información muy variada y heterogénea. Sin embargo, como cualquier medición reduccionista, muchas veces tienen sesgos e imperfecciones.
Un elemento que se echa mucho de menos a la hora de medir el impacto de las universidades es el de su relacionamiento con la sociedad a través de una vinculación con el mundo productivo y social. Es cierto que no es tan fácil medir esto comparado a contar publicaciones e índices de impacto, pero no es cierto que no existan metodologías. De hecho, por ejemplo Thomson Reuters ha estado trabajando en modelos de medición de universidades en su ámbito de tercera misión, es decir en ciencia orientada, investigación en colaboración con la industria, transferencia de conocimiento y desarrollo tecnológico. En mediciones como éstas, importa menos si se publica un paper en una gran revista internacional. Importa más si una determinada tecnología se logra transformar en una solución a un problema, si se crea una empresa o si se genera una licencia. Actualmente, se ve una clara tendencia en el mundo en esta dirección y así como se empieza a medir de manera cada vez más sistemática la conexión entre la ciencia universitaria y las necesidades del país, parecería interesante medir también aspectos como la pertinencia en la formación de los profesionales en función de las necesidades productivas, o la conexión entre la formación de los alumnos y la sociedad. También sería interesante medir aspectos como los modelos de enseñanza y la eficiencia en el proceso de aprendizaje y el uso de tecnologías.
Las universidades tenemos una responsabilidad con el desarrollo del país y, por lo tanto, debemos asumir el desafío de balancear adecuadamente buenos resultados en las mediciones estándares, con un avance y compromiso con temas que no necesariamente están siendo capturados en estas mediciones, pero que sin duda representan muy bien los verdaderos desafíos del presente y futuro.
