Seguridades perdidas
La sensación de inseguridad no tiene que ver solamente con la violencia y la delincuencia. Hay otro grupo de seguridades que hemos perdido, asociadas al orden de nuestras instituciones, al valor de la corrección y el respeto, al trabajo bien hecho.
Es cierto que los chilenos quieren mejorar, pero no están dispuestos a perder aquello que han logrado en años de trabajo y esfuerzo. Nadie se opone al progreso ni a corregir deficiencias, ni siquiera a los cambios. Sin embargo, el pueblo chileno mayoritariamente se opone a poner en juego el futuro personal y de su familia con la oferta de cambiarlo todo, más aún cuando se hace de manera apurada y desprolija.
El resultado de la encuesta CEP es elocuente: los chilenos se oponen al populismo cuando ven amenazada su estabilidad futura. El próximo gobierno deberá tener la capacidad de restaurar las seguridades perdidas, corrigiendo no solo las reformas voluntaristas y mal formuladas, sino también la intransigencia y polarización que se observa. De esa manera, podremos volver a soñar con un país justo, del cual todos nos sintamos parte, en donde prime el esfuerzo, orden, respeto y optimismo.