El Peso de la Familia
Las últimas intervenciones de distintos grupos de familias empresarias y de sus respectivas juntas de accionistas no han pasado inadvertidas.
Este año, más que nunca, los focos estuvieron puestos en varias de ellas. Era esperable, pues 2014 y 2015 fueron particularmente difíciles para la governance corporativa. Sus intervenciones – o sus acciones – entonces, tendrían por lógica una mayor repercusión no sólo sobre sus negocios, sino sobre su propia familia y ellos bien lo sabían.
En ese contexto se da el ya ampliamente comentado video de Andrónico Luksic. Según él mismo señaló, lo realizó no a petición de sus asesores, ni de sus directorios, sino de su hijo homónimo. Más allá de cualquier análisis comunicacional, según palabras del propio empresario, es el consejo de quien encabeza la tercera generación de la familia el que finalmente lleva a tomar una decisión que en este caso tiene una clara repercusión medial y en el mercado, con un efecto cadena en el empresariado, que en masa ha estado saliendo a defender su rol para el país.
También está el caso de Eliodoro Matte, quien dejó atrás 40 años en el directorio de la CMPC. No estuvo sólo en la junta de accionistas, estuvo también acompañado de sus hijos, uno de ellos integrándose al directorio. A su vez, Luis Felipe Gazitúa, como coronación en una partida de ajedrez, pasa de ser un ejecutivo de confianza de la familia controladora, a asumir la presidencia de la papelera, mientras se espera visualizar quién se perfilará como nuevo consiglieri y mentor de las siguientes generaciones del grupo familiar, en el contexto de la sucesión del histórico Gonzalo García.
¿Qué podría ocurrir si casos como estos ocurriesen en grupos familiares que no han abonado el terreno, que no han incorporado o preparado a los sucesores para la toma de decisiones de esta naturaleza ni para asumir responsabilidades? Y, peor aún, ¿qué ocurre con aquellas familias en que los hijos no tienen voz ni voto? Si no hay un plan claro hacia el futuro, simplemente no hay futuro.
Es un hecho que estamos frente a grupos que han demostrado estar más preparados que otros y que tienen cierta ventaja ante estas crisis. El estudio “Potencial Familiar Transgeneracional” que desarrollamos en la UDD, mostró que tanto los grupos Solari, Matte y Luksic destacaban por trabajar de buena forma su Alineamiento Familiar y la Sucesión Familiar. No por nada el mismo mercado y distintos expertos reconocieron sólo en estos tres grupos en Chile esa visión común y proyecto familiar claro, compartido y estructurado.
Son tiempos de implementar nuevas y buenas formas de hacer las cosas y de reflotar viejas virtudes. Es entonces clave que se entienda de cara a este escenario que la governance corporativa y familiar se practica combinando intuición y un esfuerzo deliberado, con tiempo, que no implica necesariamente intervención directa, sino muchas veces, dejar hacer. Que ésta se trabaja, se conversa y se prepara, con el fin de apuntar a la buena conducción empresarial, familiar e institucional. De esa manera se crea el contexto apropiado y se logra que los sucesores familiares estén a la altura de los desafíos que les corresponderá asumir.
Hemos visto el comienzo de un camino y una búsqueda por enmendar rápidamente el rumbo en las mismas familias, las cuales pueden y deben verse a sí mismas como reserva de valor y pueden dotarse de capacidad inagotable de reflexión y acción, cuando se ha trabajado en ello, por generaciones.