Donde hay una oportunidad, hay un riesgo
Mercado accionario y estrategias de inversión: ¿una o más canastas?
Los teóricos miden el riesgo financiero con un término matemático simple, llamado «beta», que muestra cuán volátil es la rentabilidad de un bien en comparación con el retorno del mercado. Esta medición de riesgo funciona adecuadamente en bienes que se transan en mercados eficientes, donde la información pública se incorpora rápidamente a los precios. Sabemos que este dogma de la teoría financiera moderna no siempre se cumple. El ejemplo más caótico fue lo ocurrido a comienzos del siglo XXI con las empresas punto com, donde la ineficiencia de mercado generó una tremenda burbuja financiera de empresas de internet.
La teoría moderna de portfolio, desde que el Nobel en Economía Harry Markowitz publicara su tesis doctoral en 1952, dice que el riesgo individual -único, específico, propio- de un determinado negocio se puede eliminar diversificando la cartera de inversiones. Esto no es otra cosa que lo conocido por el dicho popular «no ponga todos los huevos en la misma canasta». La teoría continúa afirmando que una vez diversificado el portfolio, el riesgo remanente, conocido como riesgo de mercado o riesgo de la economía, será el único por el cual los inversionistas serán compensados. Si el mercado es eficiente, los precios y valores son justos, basta con lanzar dardos a una bolsa de inversiones para lograr la aclamada diversificación.
En contraposición a esta estrategia de diversificación, está la que propone uno de los hombres más ricos del mundo, Warren Buffett, quien afirma: «Ponga todos los huevos en la misma canasta y ahora, vigile y controle su canasta».
Estas son las dos visiones más características que enfrenta un inversionista cuando debe decidir dónde invertir. Por supuesto que las decisiones del inversionista dependen de sus gustos personales por cuánto riesgo quiere tomar, cuál es su horizonte de tiempo y cuáles sus necesidades y aspiraciones económicas.
Volviendo a las propuestas de Buffett, se recomienda analizar tres características para cada decisión de inversión:
* Invertir en negocios que medianamente usted entienda.
* Que las características económicas a largo plazo soporten dicho negocio.
* Y, principalmente, que los administradores superiores del negocio sean personas honestas y competentes.
El riesgo no es ni bueno ni malo, es un factor de la vida que tenemos que incorporarlo a nuestro proceso de selección de inversiones. Debemos exponernos a aquellos riesgos donde los retornos sean lo suficientemente altos para compensar el riesgo tomado.
Acabamos de conocer el caso de AC Inversions, fraude que afectó a más de mil inversionistas, quienes depositaban sus ahorros con promesas de recibir hasta 10% mensual de rentabilidad. Si el mercado tenía una tasa de captación mensual no superior al 0,4%, inversiones que rentan 25 veces más que el mercado, claramente tenían una componente de riesgo altísima que los inversionistas debieron haber apreciado oportunamente.
La historia se repite con este tipo de operaciones fraudulentas, siendo una de las primeras la de Charles Ponzi a principios del siglo pasado, en Boston. Ponzi ofrecía un retorno del 50% en depósitos a 45 días, rentas que financiaba mediante la incorporación de nuevos clientes. Tomar estos niveles de riesgo es tener una actitud directamente temeraria.
Desconozco si el origen de estos casos fue siempre fraudulento, o bien se iniciaron con un modelo de negocio que no funcionó y tuvieron que recurrir a capturar capitales frescos para financiar los compromisos adquiridos. Seguramente este fue el caso de Bernie Madoff, protagonista de una de las más grandes estafas de este siglo en Wall Street. Madoff fue uno de los fundadores de la bolsa electrónica Nasdaq y contaba con un alto reconocimiento profesional en el mercado americano. Aparentemente malas gestiones y crisis económicas lo condicionaron a realizar esta gigantesca estafa.
PELIGRO Y OPORTUNIDAD
En términos financieros, riesgo es peligro y retorno esperado es oportunidad. Si observamos una curva de rendimientos financieros de una inversión, en términos estadísticos podemos identificar riesgo como la varianza o desviación estándar y oportunidad como el retorno esperado.
El comportamiento de la bolsa más importante del mundo, NYSE, se aprecia en la Figura 1 que indica la variación del índice Dow Jones Industrial Average, durante el período Obama. En seis años, el DOW tuvo una variación de 74%, con una rentabilidad mensual promedio de 0,8% y una desviación estándar de 3,58%. Por su parte, en la Figura 2, la bolsa chilena, representada por el índice IPSA, indica para los últimos seis años -gobiernos de Piñera y Bachelet- una variación del 2% para todo el período, con un rendimiento mensual promedio de 0,1% y una desviación estándar de 3,9%.
Claramente podemos observar que, en los últimos años, la bolsa norteamericana tuvo rendimientos bastante mayores que la chilena y con menor riesgo, medido este último como la desviación estándar de los rendimientos mensuales.
Análisis: Cómo la diversificación reduce el riesgo
Veamos qué ocurre si como inversionistas invertimos en una cartera con un solo bien y en otra con dos. Escojamos dos acciones de la bolsa norteamericana: Amazon y Adobe.
En la Figura 3 vemos los precios mensuales de cierre de las acciones de Amazon. El gráfico muestra que la variación total o rendimiento, en los últimos seis años, llega al 362%, la variación promedio mensual a 2,4%, y la desviación estándar a 8,4%.
En el caso de Adobe, en la Figura 4, la variación total llega a 186%, la variación promedio mensual a 1,63% y la desviación estándar a 6,73%.
Considerando una cartera compuesta por una acción de cada empresa se obtiene una variación total o rendimiento de 326%, una variación promedio mensual de 2,02%, y una desviación estándar de 6,01%. Es decir, vemos que, sin perder demasiada rentabilidad, se redujo la volatilidad mensual al 6,01%, cifra menor a las volatilidades de cada una de las acciones individuales. ¡Este es el gran efecto de la diversificación! ¡Hasta el domingo!