El Alfil de Lagos o el representante de los minoritarios
Mucho se ha especulado sobre Jorge Burgos desde que asumió como ministro del Interior, desde sus notorias diferencias con la Presidenta Bachelet, sus excesos de honestidad frente a temas complejos, quizás la mejor manera de aproximarnos a su figura es tratando de entender su actual rol en el gobierno.
No fue el conductor político que el gobierno de la Nueva Mayoría necesitaba, eso es un dato, pero su no pertenencia al grupo controlador, el círculo más íntimo e incondicional de la propia Presidenta, lo hacen inimputable en esta materia. Pero donde sí se ha consolidado es como el referente de los minoritarios, la voz de la disidencia al interior del gobierno, aquellos que no se terminan de tragar la presencia del PC en la coalición, ni mucho menos están dispuestos a renunciar a los 20 años de la Concertación. Sus obras y liderazgos son el mundo en el que la DC, y especialmente Jorge Burgos, se sienten más cómodos.
Así, no es casualidad que de manera constante el ministro del Interior reivindique sus diferencias con la Presidenta, con su gobierno, y especialmente con los representantes políticos de la retroexcavadora, ya sea hablando por su partido, como en materia de aborto, o por quienes ven en Lagos el liderazgo que pueda restaurar el balance de fuerzas en la coalición de centroizquierda.
Los problemas técnicos y políticos que han enfrentado las reformas de Bachelet generaron en los herederos de la antigua Concertación una oportunidad, el contraste entre sus gobiernos con reformas sociales bien hechas y este gobierno de la Nueva Mayoría que ha sufrido de la desafección ciudadana especialmente por los continuos errores, la sobre ideologización y la falta de fondo técnico de sus proyectos, lo que les ha impedido impactar positivamente en la vida cotidiana de los chilenos. La antigua tecnocracia concertacionista crítica de la forma y del fondo de estas reformas también ha encontrado en el ministro Burgos un refugio.
Quizás por eso la Presidenta Bachelet que le pidió tan insistentemente que la ayudara como ministro del Interior, es consciente de que su salida implica el quiebre definitivo no solo con la DC, sino con un sector importante de la centroizquierda más socialdemócrata. Así, solo se atreve a especular con su salida a través de trascendidos, como una manera de minar su importancia, pero el ministro ha sabido usar cada uno de estos episodios para hablar con cada vez más libertad e independencia, incluso sin temor a que se use con él la palabra deslealtad, porque él sabe que sus lealtades están bien cubiertas, con su partido y con la figura presidencial de Ricardo Lagos.