Sin empresa no hay progreso
Los detractores de la economía social de mercado no dejaron pasar la oportunidad que les dio el último condenable caso de colusión denunciado por la Fiscalía Nacional Económica. Tal como lo hicieron en el pasado con situaciones similares, han aprovechado este lamentable hecho para sembrar la desconfianza en las empresas y los emprendedores, cuestionando su rol, legitimidad y valor.
Por eso, es oportuno recordar que, a pesar de las consignas y caricaturas que promueve esta campaña antiemprendimiento, la historia nos muestra que Chile ha alcanzado su mayor progreso social, al disminuir la pobreza y ampliar los horizontes de desarrollo de los chilenos, gracias al insustituible aporte que, desde hace décadas, realizan miles de emprendedores que con talento y creatividad generan empleos y riqueza.
Para continuar avanzando por el camino hacia el desarrollo, es necesario fortalecer la actual economía de mercado, combatiendo tanto los abusos y prácticas monopólicas, como las regulaciones que impiden la innovación y la creatividad. Para ello se requieren instituciones que velen eficazmente por la libre competencia, que ofrezcan mejores condiciones de financiamiento a las empresas de menor tamaño, y que fomenten programas de apoyo para fortalecer una cultura favorable al emprendimiento y la innovación.
Porque el emprendimiento y la innovación no sólo son requisitos indispensables para lograr el desarrollo económico y para hacerlo sustentable en el tiempo, también son poderosas herramientas que estimulan la movilidad social modelando una sociedad más meritocrática y justa.
Como en otros aspectos, nuestro país hoy enfrenta una clara encrucijada. Si la libertad de emprender retrocede ante quienes creen en el Estado Empresario y las regulaciones obstaculizadoras del emprendimiento y la competencia, Chile va a volver a ser un caso de desarrollo frustrado. Si, por el contrario Chile continúa transitando por el camino que empezó a recorrer hace varias décadas, y que en materia de emprendimiento e innovación se ha visto fortalecido durante los últimos años, el anhelado salto al desarrollo, aparejado de la eliminación de la pobreza, se ve cada vez más cerca. El gran desafío de esta generación es lograr que ello se haga realidad.