Tag versus transporte público
El fin de semana, vecinos de Lampa y Tiltil protestaron en el acceso norte a Santiago por el inminente inicio de las obras de mejoramiento de los primeros 15 kilómetros de dicha vía, que se adecuará bajo estándares de autopista urbana. Esto que a simple vista parece un avance positivo para la infraestructura vial de la Región Metropolitana, significará que los residentes de la zona norte de la ciudad deberán por medio de tag, pagar diariamente por este viaje. Pero el fondo de este problema es el incentivo al uso del automóvil como principal medio de transporte en una ciudad donde Transantiago, a pesar de todos los esfuerzos, sigue siendo incapaz de responder adecuadamente a las demandas ciudadanas por movilidad, y es especialmente precario en la periferia urbana. Hoy, los habitantes de Lampa y Tiltil, si no cuentan con automóvil, deben recurrir a buses interurbanos caros y de baja frecuencia ante la inexistencia de recorridos de Transantiago.
Incomprensible, más aun cuando fueron políticas públicas las que propiciaron estas expansiones urbanas, sin hacerse cargo de sus necesidades de movilidad.
Por ello, las protestas de estos vecinos y de sus autoridades locales, entendibles en su frustración, debieran orientarse, con decisión, a exigir un eficiente sistema de transporte público, ya sea a través de un recorrido de Transantiago, ya sea con el postergado tren de cercanía Santiago Batuco-Tiltil. Un transporte masivo de calidad como parte de una estrategia de movilidad urbana que nos señale a todos que las políticas públicas están orientadas a disminuir el uso del automóvil en pos de una ciudad más sustentable y de una mejor calidad de vida de sus habitantes.