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UDD en la Prensa

Emprendedoras

 Federico Valdés Lafontaine
Federico Valdés Lafontaine Rector

En Chile, cada día es más relevante la participación de la mujer en la creación de nuevas empresas. Ello no sólo por el aumento de emprendimientos que se observan sino también por la diversidad que muestran, desde negocios muy sencillos hasta una empresa de biotecnología o un proyecto cultural. Y si bien las mujeres están jugando un papel fundamental en el desarrollo del país -generando empleo y bienestar-, todavía falta bastante por hacer en materia de políticas públicas que incentiven el que sean más las mujeres capaces de arriesgarse en un emprendimiento.
Para la Universidad del Desarrollo, éste es un tema de gran interés y por ello es que desde hace 10 años se realiza el Reporte Global Entrepreneurship Monitor, GEM Mujer, el cual mide la actividad emprendedora femenina no sólo a nivel nacional -incluso se compara con otros países- sino también en cada una de las regiones.
Los resultados del último reporte que analiza los años 2013-2014, muestran algunos datos que se debieran considerar a la hora de desarrollar políticas públicas que fomenten la participación femenina en el emprendimiento. A nivel nacional, el 52,9%, de las mujeres entre 18 y 64 años cree tener los conocimientos y habilidades necesarios para iniciar un negocio. Pero no todas emprenden, sin embargo. En Chile se ha estimado que el 25,5% de las mujeres económicamente activas se declaran emprendedoras, de las cuales, el 19% se reconoce como una emprendedora en etapas iniciales, es decir, dueñas de negocios de menos de 42 meses, y un 6,5% como una emprendedora establecida, es decir, con un negocio con más de 3,5 años.
En la Región del Biobío, las cifras son un poco menores: la actividad emprendedora en etapas iniciales y establecidas es de un 22,3%, la segunda más baja del país después de la Región del libertador Bernardo OHiggins.
La percepción tanto de hombres como de mujeres respecto a si ven buenas oportunidades de iniciar un negocio es también más baja que el promedio nacional, y también según el GEM, las mujeres son más pesimistas y muestran un mayor miedo al fracaso. En este contexto, sería importante adoptar medidas que apoyen a aquellas que ven el emprendimiento como una opción de carrera deseable, con fondos concursables, capacitación en diferentes vías y más oportunidades para optar al crédito.
Si el Biobío alcanzara los niveles nacionales de emprendimiento (25,5%) significaría que habría más de 11 mil mujeres adicionales emprendiendo en la región. Las que a su vez, según el GEM, podrían generar cerca de 33 mil trabajos adicionales.
Entonces, si la Octava Región fue pionera en su momento en temas como regionalización y emprendimiento, hoy se deben aunar esfuerzos y trabajar de manera conjunta entre los distintos sectores (universidades, sector privado y gobierno regional) para volver a impulsar el emprendimiento liderado por mujeres.