Reforma Laboral: la errada vía de entorpecer el diálogo
Conocidas las indicaciones que presentó el Gobierno al proyecto de Reforma Laboral, se advierte que entre ellas, eliminó la mención al carácter pacífico que debe tener el ejercicio del derecho a huelga; suprime la norma que calificaba como práctica desleal las accionen de violencia ejercidas por trabajadores durante la huelga, para impedir el acceso a los lugares de trabajo, eliminando además la posibilidad de sancionar esas conductas con la pérdida del fuero sindical, cuando esas acciones revestían especial gravedad.
Lo anterior revela que surtieron efecto en el Gobierno las presiones ejercidas por la CUT en la materia enviándose así una pésima señal al mundo del trabajo, cuestión que no deja de ser grave en nuestro país, que ha avanzado hacia niveles de tolerancia a la violencia cada vez más preocupantes. En el ámbito laboral hemos visto en diversas oporlunidades a trabajadores que, junto con usar una herramienta legítima como es la huelga, recurren simultáneamente al uso de acciones de fuerza para evitar el ingreso al lugar de trabajo, vulnerando con esas medidas el legítimo ejercicio de los derechos de personas que no son parte del conflicto: otros trabajadores, el mismo empleador y personas que simplemente, acuden allí en busca de un determinado servicio.
El proyecto de ley originalmente enviado al Congreso, avanzaba en una línea en que, junto con dar mayor fuerza a la huelga, parecía también garantizar el legítimo ejercicio de aquellos derechos vulnerados por las conductas de fuerza a que antes aludíamos. Estas indicaciones resultan, por tanto, desalentadoras y preocupantes. La impunidad exigida por la CUT, muestra que en las cúpulas sindicales prevalece una visión anquilosada de la negociación colectiva que no se aviene con la mirada que otros trabajadores ya han adquirido y que les lleva a rehuir la sindicalización por no encontrar en ella una vía eficiente para la promoción de sus intereses (Véanse respuestas que trabajadores no sindicalizados dieron a la pregunta respectiva en la última encuesta Encla).
Si el Gobierno hubiese perseverado en su concepción de rechazo explícito a la violencia, habría contribuido a desterrar una práctica que en nada ha ayudado al diálogo que permite alcanzar la solución pacífica de la negociación, como se declara. Sólo nos queda confiar en la sensatez de ese alto porcentaje de trabajadores que sí entienden el rol que deben jugar hoy los dirigentes sindicales.
En estos radica la verdadera fuerza del mundo trabajador que hace posible alcanzar mejores condiciones laborales para sus dirigidos. Resulta evidente que no será el camino elegido por el gobierno y por la CUT, el que permitirá alcanzar los objetivos indicados en el mensaje del proyecto en trámite: «modernizar el sistema de relaciones laborales para que la negociación se constituya en una vía fundamental para lograr un desarrollo inclusivo».