Volviendo a los orígenes
Sin duda la caída en el precio del cobre ha golpeado al sector minero en Chile. Y, de cierta manera, las expectativas propias de esta efervescencia de inversión y necesidad de crecimiento minero en producción a cualquier costo se sinceran a lo que hoy en día es el fundamento esencial de este negocio: descubrir, diseñar y planificar de manera eficiente la extracción y procesamiento de un recurso natural no renovable.
Poner énfasis en la esencia del negocio minero permite centrar la atención en lo que realmente importa y podemos manejar (no así el precio del cobre en la actualidad) y que da real sustento a cualquier operación minera, con todo el encadenamiento y beneficios económicos y sociales que esto implicaría. Así se pone en evidencia la real importancia de disciplinas y áreas de un proyecto minero que no deben fallar, haciéndose cargo de la incertidumbre en variables relevantes como son el comportamiento de la roca bajo cierto diseño minero, considerando un completo análisis de robustez y manejo de incertidumbres en las llamadas variables técnicas (tonelaje, ley, dilución, recuperación).
Trabajar con promedios históricos y/o benchmarking en etapas avanzadas de ingeniería no es suficiente; externalizar completamente un proceso crítico, transformándose la empresa minera en una administradora de contratos de servicios no es correcto, y contratar disciplinas específicas bajo el criterio de lo más barato es, por decirlo de alguna manera, suicida.
La actividad minera con este nivel de precios no está condenada. Si fuese así, a finales de los años ‘90 con menos tecnologías (en particular las Tecnologías de Información), cuando el precio del cobre estaba bordeando los 60 centavos de dólar por libra, ningún proyecto minero hubiese flotado. Lo que creo que ocurrió en ese periodo es que las cosas se hicieron de manera eficiente y con muy poco margen de error; disciplina, rigurosidad y prudencia en realizar todas las etapas de un proyecto fue el común denominador en las ingenierías de los proyectos mineros, muy por el contrario de lo que venía ocurriendo estos últimos años con un incentivo muy atractivo, pero perverso, como es un alto precio del cobre, quizás demasiado alto. La tentación por asegurar el abastecimiento de equipos y servicios, el apuro en adelantar las puestas en marcha de los proyectos mineros, la atracción y desarrollo prematuro de profesionales en operaciones mineras, entre otros factores, a mi juicio jugó más en contra que a favor ante un precio más bajo, que desnudó estas falencias.
En consecuencia, volver a los orígenes permite sacar las lecciones aprendidas de este súper ciclo de precios, para empoderarse de los temas relevantes y manejables en los proyectos mineros, aprovechando y desarrollando tecnologías para un recurso mineral más pobre. Y sin duda una organización sensible a estos temas pondrá la atención en sentar las bases de un proyecto minero que dé sustento en el tiempo.
Si bien el precio del cobre es uno de los factores más sensibles para una rentabilidad económica, revisar lo que se hizo en el pasado permite proyectar el futuro de manera sostenible.