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UDD en la Prensa

Confianza y resiliencia

 Federico Valdés Lafontaine
Federico Valdés Lafontaine Rector

A 5 años de una de las peores tragedias que ha vivido el país, y en especial la Región del Biobío, es buen momento para evaluar la recuperación y reconstrucción de Chile. Lo primero es revisar los logros y desafíos pendientes como temas-país y no politizarlo. Lo principal que destacan los especialistas a nivel mundial es la cobertura y rapidez de la recuperación. Considerando la dispersión y magnitud del daño, según cifras oficiales, a la fecha se han terminado más de 211 mil obras de reconstrucción o reparación de viviendas subsidiadas, con casi 15 mil en ejecución y sólo 2,7 mil por iniciar (un 1,8% del total). Si a esto se agrega la recuperación urbana del borde costero -como Dichato, Coliumo o la Poza de Talcahuano, y la reconstrucción de infraestructura y servicios públicos, donde todavía existen desafíos pendientes- todo ello da cuenta de la notable capacidad de recuperación que desplegó el Estado para hacer frente a esta catástrofe sin precedentes.
Hay que agregar los esfuerzos y capacidad del sector privado, demostrado por la resiliencia y compromiso de grandes empresas, instituciones, emprendedores, comerciantes y miles de familias de esfuerzo que tuvieron que financiar la recuperación por sus medios o con el apoyo de seguros. Esto queda demostrado en que, pese a las dificultades, Concepción fue una de las ciudades más dinámicas y con mayor crecimiento de la inversión durante el 2011-2012, lo que da cuenta del compromiso de los actores locales con su región.
En la convergencia entre intereses públicos y privados es probablemente donde se puede encontrar la clave del éxito de la reconstrucción. Estudios comparativos ya dan cuenta de ello. Uno reciente de la Universidad de Berkeley plantea que en Nueva Zelandia, la reconstrucción de Christchurch está recién tomando forma, a 4 años del terremoto. Algunos especialistas ya la consideran un caso de reconstrucción en «cámara lenta», y parte del problema es que faltó sinergia entre el Estado y sector privado. Si bien el gobierno se hizo cargo de la infraestructura, tanto éste como los privados descansaron en los recursos vía seguros para las viviendas y servicios. Si bien ambas reconstrucciones contaron con financiamiento adecuado, la rápida y determina da acción del gobierno chileno, poniendo plazos y estresando la máquina burocrática para tener completado el 100% de la reconstrucción en 4 años, pese a que aún queden temas pendientes, hicieron la diferencia respecto a los vecinos de Oceanía.
En momentos en que la colaboración publico-privada es cuestionada, el éxito de la recuperación post 27/F confirma que cuando hay confianza en la relación entre públicos y privados, y un gobierno comprometido con dar las señales adecuadas, esta confianza deriva en un círculo virtuoso donde hoy, pese al dolor y desafíos pendientes, se puede enfrentar el futuro de las comunidades con optimismo, orgullo y resiliencia. El éxito de la recuperación post 27/F confirma que la confianza en la relación entre públicos y privados, y un gobierno que da las señales adecuadas, deriva en un círculo virtuoso.