Innovación global
El mundo es cada vez más global y los mercados también lo son. En este contexto, un fenómeno de creciente asentamiento es que las nuevas soluciones a los grandes problemas actuales, los nuevos desarrollos tecnológicos y las innovaciones aparecen en cualquier parte del mundo. Ya no es necesario tener un taller en Silicon Valley para aspirar a producir innovaciones de impacto global. La tendencia actual en innovación y emprendimiento tiene que ver con conceptos de apertura, de colaboración y de integración global. En ese sentido el esfuerzo que ha hecho Chile en los últimos años de potenciar el ecosistema de innovación y emprendimiento y posicionar a Chile como un actor relevante a nivel global en este tema va en la dirección correcta.
Es así que para un país como Chile, la innovación y emprendimiento se transforma en una estrategia de desarrollo cada vez más importante.
Chile puede aspirar a que aquí se desarrollen grandes proyectos e innovaciones, que luego sean proyectados a nivel global. Aparecen nuevas oportunidades que el país debe tratar de capturar si quiere moverse con velocidad hacia una economía basada en el conocimiento, que es la que nos permitirá mantener las altas tasas de crecimiento que requerimos.
Un ejemplo de esto es el área de la salud. En Chile hay un creciente e interesante esfuerzo por potenciar el desarrollo de investigación, innovación y emprendimiento en el área de la salud. Universidades, aceleradoras, investigadores, emprendedores, fondos privados y estatales, gremios, hospitales y otros muestran cada vez más interés en participar activamente en el desafío de producir descubrimientos e innovaciones de alto impacto que no sólo tengan valor en Chile, sino que en la región y en el mundo. Chile puede aspirar a transformarse en un actor relevante en este tema, sobre todo ahora en que una economía cada más globalizada facilita que en Chile se puedan realizar desarrollos de impacto global.
Para que esto ocurra y alcance un alto potencial nuestra estrategia país debería centrarse entonces en abrir aún más nuestra economía, en atraer mucho talento internacional, en fortalecer una ciencia con sentido altamente competitiva, en generar las condiciones para que los emprendedores locales se puedan conectar al mundo, en generar las condiciones para que exista coordinación y colaboración entre los distintos actores, en generar áreas de especialidad, en lograr que otros países pongan los ojos en lo que está ocurriendo en Chile y vean en esto oportunidades. La política pública debería apuntar con fuerza a facilitar estas interacciones y generar un ambiente nacional altamente competitivo en el que los casos de éxito puedan efectivamente transformarse no sólo en éxitos nacionales, sino que globales.
Deberíamos redoblar el esfuerzo que hemos hecho y romper los paradigmas que nos impiden transformarnos en una economía realmente moderna que sostiene su crecimiento basado en una economía del conocimiento que se integra al mundo.