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UDD en la Prensa

Conocimiento y libertad

 Daniel Contesse Strauss
Daniel Contesse Strauss Vicerrector de Innovación y Desarrollo

Sólo sé que nada sé, decía Sócrates, quien entendió luego de mucho estudiar y pensar que de verdad es poco lo que realmente sabemos con total seguridad. En la era del conocimiento que nos toca vivir, donde la ciencia se ha transformado en un dios que nos revela lo verdadero y nos dicta lo que debemos hacer y dejar de hacer hemos llegado a un punto en que creemos que aplicando el método científico podremos de manera objetiva saber lo que es y lo que no es.
Este fenómeno se ha visto con mucha fuerza en el contexto de la discusión política actual particularmente en el debate sobre educación. Escuchamos sistemáticamente frases como «está demostrado que…». Lo curioso es que esa frase se completa muchas veces con contenidos contradictorios. Un sinnúmero de estudios, análisis evidencia y otros tratan de convencernos de la «verdad» que hay detrás de las hipótesis planteadas. Pronto entonces los legisladores crean leyes bajo el principio de que ya sabemos lo que es bueno para todos. Llegamos entonces a la dictadura del conocimiento, donde en nombre de una verdad demostrada por ahí, se nos impone una verdad a todos con la expectativa de que al fin como sociedad nos moveremos en la dirección correcta. Sabemos que el lucro es malo para la educación… ¿o no? Sabemos que el copago segrega… ¿o no? Sabemos que la selección es dañina para la mayoría de los niños… ¿o no? Ahora sabemos tantas cosas… ¿o no?
Conocido es el fenómeno del «sesgo de confirmación», donde más que usar la ciencia para descubrir la verdad, la usamos de manera acomodaticia para decirle a los demás que estamos en lo cierto. Esto lo vemos muy frecuentemente en la discusión actual. La verdad es que muchas veces la ciencia, y en particular la ciencia social, no es suficientemente categórica. Existen antecedentes contradictorios y no es tan sencillo poder descubrir esta anhelada verdad. En este contexto tal vez sería bueno aplicar la humildad de Sócrates y darnos cuenta que todavía estamos muy lejos de saber. Deberíamos tener un poco más de prudencia antes de usar frases como «se sabe que…», o «está demostrado que…».
En un tiempo donde predomina la idea de una única verdad, la que supuestamente está demostrada, es importante reflexionar sobre nuestras limitaciones y las limitaciones de la ciencia. Debemos abrir espacios para que proyectos distintos, con miradas distintas, basados en convicciones distintas tengan la posibilidad de florecer para que desde la diversidad enriquezcamos nuestra sociedad. Esta ha sido la clave del progreso de las sociedades exitosas; no equivoquemos el camino.