Sustentabilidad y desastres urbanos
Hace dos semanas, la Universidad de Harvard organizó la conferencia «Diseño para Desastres Urbanos», congregando a un amplio grupo de expertos, arquitectos y planificadores de organizaciones humanitarias, agencias gubernamentales, organismos internacionales, consultoras y universidades.
La novedad de la conferencia era que ponía el foco en los desastres urbanos su complejidad y efectos. Inspirada en la certeza de que los desastres urbanos serán cada vez más recurrentes, dado el crecimiento explosivo de las ciudades particularmente en áreas de riesgo, la conferencia se concentró en tres temas fundamentales: respuesta, resiliencia y transformación.
En cuanto a la respuesta, se definió como la capacidad para mejorar la atención a la emergencia, con la provisión inmediata de alimento, abrigo, refugio, asistencia médica y otros bienes y servicios de primera necesidad, así como la recuperación a mediano plazo incluyendo programas de ayuda económica y vivienda temporal.
En términos de resiliencia, se entiende como la generación de capacidades para que una comunidad potencialmente expuesta a riesgos naturales se pueda adaptar, resistir y cambiar para mantener niveles aceptables de funcionamiento luego de un desastre, así como aprender de ellos para mejorar su protección y reducir riesgos futuros.
Finalmente, transformación como aquellos cambios fundamentales -físicos, sociales y económicos- que resulten en una reducción sustancial de la vulnerabilidad de una comunidad, ya sea la creación de nuevas estructuras institucionales, gubernamentales o la redefinición de roles de quienes deben velar por la reducción de la vulnerabilidad antes y después de un desastre.
Lo más relevante de estas tres dimensiones es que deben ser claves al momento de pensar la sustentabilidad futura de nuestras ciudades.
Catástrofes como el último terremoto en Iquique o el incendio en Valparaíso nos señalan con claridad que si no logramos responder a tiempo, probablemente estaremos comprometiendo la sustentabilidad futura de una comunidad, que si no planificamos ciudades y barrios más resilientes probablemente el próximo sismo, tsunami o incendio pueda ser peor que el anterior y que finalmente no lograremos abrazar la sustentabilidad si no entendemos los desastres urbanos como oportunidades de transformación, donde aprendamos las lecciones y reconstruyamos mejores ciudades. Ese es el desafío que tenemos por delante.