Reforma Tributaria y medio ambiente
El proyecto de ley de reforma tributaria enviado por el Ejecutivo al Parlamento contiene en su artículo 5 la propuesta de establecer impuestos ligados al cuidado del medio ambiente.
Luego que el mensaje presidencial reconoce que Chile presenta una carga tributaria baja en términos de impuestos ligados al cuidado del medio ambiente en relación con países Ocde, el proyecto contempla dos nuevos tributos estableciéndose un impuesto a las emisiones de fuentes fijas y un impuesto adicional a vehículos livianos más contaminantes.
Así, el primer impuesto propuesto gravaría las emisiones atmosféricas de material particulado, óxidos de nitrógeno; dióxido de azufre, contaminantes que afectan principalmente la salud de las personas y las de dióxido de carbono, que influyen en el cambio climático global.
Las emisiones de estos contaminantes producidas por fuentes conformadas por calderas y turbinas con una potencia térmica igual o mayor a 50 megavatios térmicos, se gravarían con un impuesto anual a beneficio fiscal. En caso de las emisiones que afectan la salud, el impuesto propuesto sería de un equivalente a un mínimo de US$ 0,1 por cada tonelada emitida o la proporción respectiva aumentado según una compleja fórmula y que tiene como principales componentes factores de emisión-concentración para cada contaminante y los costos sociales de contaminación, elementos que deberían ser determinados por el Ministerio del Medio Ambiente.
Para las emisiones de dióxido de carbono, el impuesto propuesto sería el equivalente a US$ 5 por cada tonelada emitida.
El registro y control de estas emisiones se haría a través de un sistema certificado de monitoreo continuo de las emisiones de estos contaminantes, cuya fiscalización estará a cargo de la Superintendencia del Medio Ambiente, quien enviará al Servicio de Impuestos Internos un informe para el cálculo del impuesto por cada fuente emisora.
El proyecto contempla otro gravamen consistente en un impuesto adicional a la importación de vehículos motorizados livianos que utilicen diésel como combustible lo que motivaría el uso de vehículos menos contaminantes.
La propuesta de estos 2 impuestos pretende introducir un desincentivo a las externalidades negativas que se producen cuando estas fuentes emiten sus contaminantes que afectan la salud de las personas y el ambiente en general, inspirándose en el ya conocido principio «el que contamina paga», pues en definitiva, el agente emisor deberá internalizar como costo esta externalidad negativa, lo que por cierto redundará en un menor nivel de emisiones. Estos nuevos tributos propuestos estimularán el uso de tecnologías menos contaminantes en la industria y en los particulares