En las últimas décadas las empresas han sido llamadas a crear valor tanto económico como social, más allá de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Algunas lo han hecho creando productos y modelos innovadores de negocios que incluyen una perspectiva social.
C.K. Prahalad en su libro «La riqueza en la base de la pirámide: Erradicando la pobreza mediante los ingresos» explica cómo la estrategia del negocio centrado en la segmento de mercado constituido por los más pobres (la base de la pirámide social), permite crear valor social a través de la creación de nuevos productos.
Aquí se propone que las empresas aborden el mercado con «paquetes pequeños de unidades, bajo margen por unidad, alto volumen y alto retorno sobre el capital empleado.» Prahalad describe cómo el sector privado puede adaptar sus prácticas y productos para participar más eficazmente en un mercado que cuenta con más de 4.000 millones de personas; una cifra para nada despreciable.
Ésta es una estrategia que ya cuenta con ejemplos de éxito.
Unilever lanzó al mercado Puré it, un purificador que elimina virus, parásitos y bacterias presentes en el agua, producto de alto impacto en lugares donde este elemento vital no es potable. Otro ejemplo es MPesa, el servicio de dinero móvil de Safaricom (subsidiaria de Vodafone) en Kenya.
En tres años y medio, 70% de los hogares usaban el servicio y, lo que es más importante, un 50% pertenece a la base de la pirámide. En cuanto a producción de energía, TOTAL y EDF crean el año 2002 Temasol, con el objetivo de electrificar zonas rurales en Marruecos a través de fuentes renovables de energía. Las actividades de Temasol cubren el suministro, instalación, operación y mantenimiento de kits fotovoltaicos.
Existen muchas empresas alrededor del mundo que están creando valor social y económico a través de sus productos. ¿Cuántas empresas chilenas están contribuyendo a la creación de valor social a través de sus productos?