Pobreza bajo la lupa
Todo el mundo habla de pobreza y el concepto suele utilizarse sólo bajo la mirada de no alcanzar cierto nivel de ingreso que permite suplir ciertos consumos, pero en realidad es mucho más que eso. Debemos precisar qué.
Es imprecisa. Podemos tener algunas imágenes, pero estas van a estar determinadas por nuestra propia cultura.
Es relativa. El nivel de exigencia de lo que se considera mínimo es algo que guarda relación con lo que se ha alcanzado al menos en los niveles promedio en una sociedad. En el caso de Chile, que casi llega a los US$20.000 per cápita, lógicamente tiene, desde el punto de vista de acceder a satisfactores materiales, posibilidades que son superiores a la que puede tener Haití o Bolivia. Ese elemento que viene dado por el contexto, es determinante para definir las aspiraciones de la población de lo que debieran ser los mínimos.
Es subjetiva. Si la pobreza no solo es un estado que queda definido en función del acceso a cuestiones materiales sino que a otros elementos que condicionan estar en esta situación, hay expectativas muy personales y muchas veces en dimensiones inmateriales.
Es situacional. Generalmente se habla de “los pobres”, pero en estricto rigor debiéramos hablar de “personas en situación de pobreza”. Porque la pobreza es algo que caracteriza la manera en que se está llevando adelante una vida concreta. Está claro que es parte de nuestro lenguaje, pero el hacerlo lleva a generar ciertas cargas más peyorativas y que pueden afectar la dignidad de las personas. Uno puede olvidarse, al nivel de las políticas públicas, que las personas que están en esta situación tienen una sumatoria de carencias que son observables, objetivas y medibles, pero que tienen un montón de potencialidades y activos que, lo más probable, es que no lo puedan utilizar porque tienen una desconexión con la estructura de oportunidades. Pero dentro de sus rasgos personales tienen cosas que son muy valiosas y que son constitutivas de ser pobres. El hecho de sobrevivir con los pocos recursos que reciben ya es una gran virtud. De hecho, hoy, los pobres se refieren a sí mismos como pobres (“Me tratan mal porque soy pobre”). Ojo, las palabras sí son importantes.
Es distributiva. El mismo desarrollo medio nuestro de 20 mil dólares per cápita puede lograrse con distintas distribuciones, y la pobreza también va a tener como referente la riqueza. Se puede ser más pobre en presencia de una mayor riqueza concentrada en unos pocos porque cambia los umbrales.
Teniendo presente estas nociones, recién ahí podemos pensar seriamente en generar acciones y políticas públicas que ayuden a superar la pobreza, o al menos lo que queramos entender por ella.