La Ultima Milla
En el año de la innovación no debemos olvidar su real significado, y si bien cada uno de nosotros puede tener su propia definición, sí hay relativo consenso en cuanto a que innovar implica resultado adopción y/o compra. O sea, impacto.
Creo que no sólo durante este último año ha habido importantes avances en materia de cultura emprendedora y fomento de la innovación. Hoy hay mejor disposición de jóvenes, de empresarios, de ejecutivos, etc. a querer entender más sobre innovación y creer que efectivamente hay valor en hacerla parte de su quehacer. También hay mejores capacidades en universidades, consultoras y corporaciones para desarrollar procesos de innovación. Al mismo tiempo, se ha comenzado a valorar mucho más la creatividad y la inventiva en la generación de soluciones a problemas.
Sin embargo, para lograr finalmente el mencionado impacto, es necesario también recorrer con éxito la última milla de la innovación, aquella que tiene que ver con contar bien la historia (story-telling). Si es verdad que ‘debemos creernos más el cuento’, ¿cómo pretender que los demás nos lo crean? Aquí la última milla se vuelve en realidad la primera.
Debemos ser más claros. Identificar bien el problema, definir quién lo tiene y hacerlo interesante de resolver. Ser atractivos en la idea de solución, tanto a nivel conceptual como concreto. Y convencer en el por qué se es el mejor equipo para resolver el asunto.
Hay algo muy interesante detrás de un concepto bien instalado en el mundo del emprendimiento: el ‘pitch’. Éste proviene del mundo del espectáculo, de las producciones del séptimo arte. Un buen pitch es aquél que logra encantar a un gran productor y convencerlo de financiar una película con potencial de llenar las salas de cine. En innovación es lo mismo: necesitamos una gran aventura, más pasión, un excelente guión, un héroe que entusiasme … en fin, grandes historias.