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UDD en la Prensa

De la defensa de la vida

 Eduardo  Andrades Rivas
Eduardo Andrades Rivas Profesor Facultad de Derecho CCP

Silenciosamente, en forma casi imperceptible y, por cierto, invisible a los medios de comunicación nacionales, el Congreso Nacional ha dado un paso que, por una vez, le dignifica y le honra ante el concierto de las naciones civilizadas.
El 9 de septiembre, cuando la opinión pública estaba en un agrio debate por la conmemoración de los 10 años del 11 de septiembre de 1973, la Cámara de Diputados aprobó, no sin problemas pero por amplia mayoría, el proyecto de ley que designa al 25 de marzo de cada año como «El día del que está por nacer y de la adopción».
Con ello, los defensores de la vida lograron otra victoria contra los partidarios de la muerte del niño no nacido. Ahora esperamos la promulgación de la ley por parte del Presidente de la República.
Pero esta victoria no fue fácil. En la votación en la Cámara los mortícolas hicieron todo lo posible por evitarlo. Incluso llegaron a presentar una indicación que desnaturalizaba totalmente el proyecto al cambiar la conmemoración por «un día de la mujer embarazada».
La trampa consistía en desviar la atención desde la protección de la vida del no nacido al «derecho» de la madre a tener o no al niño.
Gracias a Dios numerosos diputados sostuvieron que esa indicación resultaba inadmisible por contrariar la esencia del proyecto. la mesa de la Cámara así lo determinó y al final se obtuvo una contundente mayoría que respaldó el proyecto original.
De esta manera, Chile da otro ejemplo al mundo en defensa de la vida. En los albores de nuestra independencia fue la abolición de la esclavitud, cuando dicho crimen era aceptado casi umversalmente.
En estas materias no tiene importancia el «remar en contra de la corriente», pues se trata de salvaguardar un bien superior a cualquier otro interés.
Mientras algunas naciones cercanas sucumben a las presiones de los promotores del negocio de la muerte, Chile entiende, en las esclarecidas palabras de un ex presidente uruguayo, que «el grado de civilización de una sociedad se mide por como trata a los más indefensos de sus miembros*. Pero sigamos alertas pues las fuer/as que impulsan el negocio del aborto son poderosas y están siempre dispuestas a contraatacar. Permanezcamos vigilantes.