La Alianza por la cornisa
En una elección que aparece como compleja, los errores se vuelven imperdonables. La Alianza enfrenta la elección parlamentaria como caminando por una delgada cornisa, ya que no ha logrado asimilar las nuevas reglas que impone el voto voluntario, donde la movilización del electorado propio es la base de cualquier triunfo electoral.
Para la Alianza, una meta importante es alcanzar la mitad de los senadores del país. Esto pasa por recuperar la senaduría de la VIII Región Costa, lo que Jacqueline van Rysselberghe estaría cerca de conseguir, y también por el triunfo del independiente Miodrag Marinovic en la Región de Magallanes. Esto más la mantención del resto de los senadores aseguraba una buena probabilidad de éxito en esta misión.
Pero el fallo del Tricel contra la candidatura de Luciano Cruz-Coke deja a la Alianza dividida en la II Región y con una posibilidad real de ser doblada por la Concertación, al quedar Manuel Rojas (UDI) como único contendor. Sería lamentable que teniendo los votos suficientes para elegir a un senador, la centroderecha lo pierda debido a este grave error y a la dispersión de sus votos. Sólo un inesperado gesto de unidad regional del senador Carlos Cantero o del propio Manuel Rojas, podría impedir que los electores de centroderecha se quedaran sin representación.
En la medida que las campañas parlamentarias del oficialismo como la de Evelyn Matthei logren articularse correctamente, el peligro de doblajes disminuye. Recordemos que hace cuatro años la misma alianza de RN y la UDI logró obtener un 43% de los votos en la elección parlamentaria. Por lo mismo, los esfuerzos de los candidatos y de sus partidos deben orientarse con mayor fuerza a recuperar la relación con su electorado y ser capaz de movilizarlo a votar.
Esa es la gran lección dejada por la elección municipal del año pasado: con voto voluntario no basta conseguir el apoyo de los ciudadanos, si éstos no visualizan la importancia de ir a votar.
¿Por qué le ha sido tan difícil a la Alianza mover a sus electores a las urnas? Porque no le ha dado razones suficientes o no ha logrado transmitir de manera consistente la importancia de esta elección y lo que se decide en ella. La centroderecha necesita un discurso que la diferencie con fuerza de la Concertación y comunique por qué debe seguir en el poder por otro período. No basta con decir que lo ha hecho bien, aunque sea cierto; los electores votan pensando en el futuro y no en dar las gracias por lo hecho. Así también la tentación de algunos de mimetizarse detrás de las propuestas de la izquierda sólo confunde y desmoviliza a los propios electores del oficialismo.
No es fácil entender la actual situación de la centroderecha. Está en el gobierno y lo ha hecho bien tiene las ideas y las propuestas, tiene también la posibilidad de acceder a un gran número de electores pero aparece confundida, temerosa y sin la convicción que la lleve al triunfo. Si RN y la UDI quieren evitar la amenaza de doblajes en distritos o circunscripciones, deben entender que lo suyo no es un problema de ingeniería electoral, sino la carencia de un discurso movilizador. Creer que se puede apelar sólo a la fidelidad de los electores que la han votado en el pasado puede ser un error que se pague caro.
Si RN y la UDI quieren evitar la amenaza de doblajes en distritos o circunscripciones, deben entender que lo suyo no es un problema de ingeniería electoral, sino la carencia de un discurso movilizador.