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UDD en la Prensa

Sistema único de admisión

 Federico Valdés Lafontaine
Federico Valdés Lafontaine Rector

La semana pasada el Consejo de Rectores (CRUCh) conformó el nuevo directorio del proceso de selección a las universidades. La principal función del organismo será determinar los lineamientos de la nueva institucionalidad que administrará la Prueba de Selección Universitaria (PSU). En él solo participan rectores pertenecientes al CRUCh.
En 2011 ocho universidades privadas fuimos invitadas a participar del Sistema Único de Admisión vía PSU para el proceso que se desarrollaría el siguiente año.
La experiencia, en 2012, fue exitosa, y el aporte de las G8 se tradujo en un aumento de casi un 21% de postulantes respecto de 2011. En total, congregamos más de 157 mil preferencias, es decir, el 30% del total. Este año el proceso nuevamente arrojó resultados contundentes y cerca de 140 mil alumnos decidieron postular a nuestras casas de estudio.
Sin duda, nuestra incorporación al sistema ha sido positiva y hemos colaborado en hacer más amplio y diverso este proceso.
La preferencia de los jóvenes es respaldada por la calidad de estas ocho instituciones con un promedio de 5,2 años de acreditación, superior a los 4,5 años promedio de acreditación de los 25 planteles pertenecientes al CRUCh. Por otro lado, somos universidades que aportan al país de forma constante, no solo entregando más oportunidades a los estudiantes, sino también generando la diversidad necesaria para que cada uno de estos pueda optar por la alternativa que desee para su educación. Si a ello le sumamos nuestro aporte en publicaciones e investigaciones científicas y sociales, además de la formación de estudiantes con posgrados, podemos decir con orgullo que estas universidades, en menos de 30 años de vida, han logrado transformarse en un pilar fundamental para alcanzar las metas que el país se ha propuesto en materia de educación superior.
Desde hace dos años usamos la PSU como herramienta de ingreso. Estamos conscientes de sus falencias —muchos de nosotros las hemos venido recalcando hace ya varios años— pero también sabemos que es muy relevante para los estudiantes tener un sistema de admisión único, coherente y fácil de entender. Por ello aceptamos la invitación que nos hizo el CRUCh para integrarnos a este proceso. Sabemos que el método tiene importantes grietas, tal como lo señaló el informe de la consultora internacional Pearson, y estamos seguros de que nuestro aporte para mejorarlas es fundamental.
La diversidad de alumnos que estas ocho universidades tienen en su conjunto hace que conozcamos cabalmente sus necesidades, como también las brechas que muchos de ellos arrastran de la educación escolar.
La baja capacidad de predicción de rendimiento, sumado a los problemas de sesgo y de aumento de las brechas de este instrumento, son algo que nos tiene preocupados y que creemos que hay que solucionar.
Por ello no comprendemos que nuevamente el CRUCh haya excluido a estas ocho instituciones de los cambios que hará al instrumento de medición. No desconocemos los esfuerzos realizados por el Consejo de Rectores, pero al igual que ellos reconocemos que aún falta mucho por avanzar. Hace dos años nos invitaron a participar del sistema y esa invitación no solo es para el proceso de admisión mismo, sino que para todo lo relacionado con el instrumento que voluntariamente —y para beneficio de nuestros estudiantes— decidimos incorporar en nuestros procesos.
Aprobamos lo que se está haciendo.
Creemos que medidas como la inclusión del ranking de notas o la prueba de ciencias especial anunciada por el CRUCh hace unos días son adecuadas. Un estudio de la Unesco ya mostró que cuatro mil jóvenes que no habrían podido entrar a la universidad —o que fueron seleccionados en sus primeras preferencias— lo hicieron gracias a la inclusión del ranking. Además, en 31 de las 33 instituciones, el índice de vulnerabilidad subió en promedio 15%, beneficiando a jóvenes más vulnerables del país.
Creemos que en el escenario actual es esencial que todos los actores formalmente participemos de este proceso, donde podamos decidir y evaluar los cambios que requiere el Sistema Único de Admisión. Ser parte de esta conversación enriquecerá el debate y, de la misma forma, reflejará la realidad de la mayoría de los estudiantes de país, ayudando a fortalecer aún más la herramienta de selección. Estamos en un momento donde la sociedad exige cambios, por lo que se hace urgente seguir modernizando el modelo y avanzar hacia una institucionalidad más inclusiva.
Lo anterior es tanto más valido, ya que la PSU es un instrumento que afecta a todo el modelo y, de hecho, es usada como referente para casi todas las políticas públicas relacionadas con educación superior. Por ello, en un país que quiere ejercitar una verdadera democracia, es de relevancia que todos los implicados tengan una palabra en este proceso de cambio.