Tiempos de precaución
EL LEVE aumento de la tasa de desempleo a un 6,4% en el trimestre terminado en abril, se suma a otras señales de que la economía continuará gradualmente desacelerándose. Así, por ejemplo, el Indice de Confianza Empresarial, y el Índice de Perspectivas de los Consumidores -elaborados por el Centro de Estudios en Economía y Negocios de la UDD-, muestran que desde comienzos de año la confianza empresarial ha venido disminuyendo levemente, para ubicarse en un nivel levemente optimista mientras que las expectativas de los consumidores se han mantenido hasta abril en un nivel optimista.
No obstante lo anterior, es esperable que en la medida que las condiciones en el mercado del trabajo se tornen menos favorables, la confianza de los consumidores retroceda a niveles de menor optimismo, o neutralidad. Parte importante de esta desaceleración es resultado del difícil escenario macroeconómico y financiero en que se encuentra inserta nuestra economía. Con proyecciones de un segundo año de contracción para la zona euro, menor crecimiento al esperado en China y Japón, y los efectos adversos sobre Brasil y otros países de la región, el crecimiento mundial de este año ha descansado principalmente en la economía norteamericana, que ha mostrado crecientes signos de recuperación. Sin embargo, esto no será suficiente para evitar que la economía mundial disminuya su crecimiento este año a una cifra en torno al 3%.
En cuanto a las opciones de política económica, el escenario nacional e internacional da más grados de libertad al Banco Central para considerar con mayor probabilidad el inicio de una rebaja de tasas de interés, como parte de su respuesta contracíclica y estabilizadora de la demanda agregada. El aumento del desempleo y la desaceleración de la producción, así como la reciente depreciación del peso, principalmente debido a la apreciación del dólar en los mercados cambiarios internacionales, dan la luz verde para que se pueda iniciar el recorte de tasas antes de lo que se esperaba a comienzos de año.
La situación presupuestaria de balance estructural proyectado para este año, junto al saludable nivel del Fondo de Estabilización Económica y Social, también da grados de libertad a las autoridades económicas para expandir el gasto y atenuar o suavizar las fluctuaciones de la demanda agregada sobre la actividad económica y el empleo. Sin embargo, es necesario tener presente que el efecto de la política fiscal sobre la actividad económica puede tener un rezago de entre dos y tres semestres. Así, la segunda mitad del año probablemente estará marcada por una continuación de la desaceleración gradual de nuestra economía, con los efectos esperables de aumento en el desempleo y menor crecimiento o estancamiento de los ingresos de los hogares.
Las proyecciones para el 2014 indican que el crecimiento de la economía norteamericana debiera ser mayor al de 2013, la zona euro comenzaría una leve recuperación, junto a una aceleración de Japón. Esto implica una mejor perspectiva para la economía mundial y nacional, sujeta sin embargo a que no se materialicen los riesgos de una profundización de la contracción en la zona euro, o a un menor crecimiento de la demanda agregada y la producción en EEUU. El aumento del desempleo y la desaceleración de la producción así como la reciente depreciación del peso, dan luz verde para que se pueda iniciar un recorte de tasas antes de lo previsto.