El nuevo escenario de primarias
La salida de Laurence Golborne claramente ha cambiado los términos de la competencia en las primarias de la Alianza. Por lo pronto, los actuales contendores, Andrés Allamand y Pablo Longueira, son dos figuras con perfiles parecidos, lo que se refleja en los similares porcentajes de adhesión que ambos concitan según la encuesta UDD-La Segunda. En efecto, el apoyo otorgado a Allamand y Longueira entre quienes señalan que participarían en una primaria del oficialismo es de 35% y 33% respectivamente. Un antecedente de esta similitud de perfiles lo apreciamos en las encuestas realizadas durante 2011 y 2012 también por UDD-La Segunda. En ellas se medía la intención de voto de cada uno de dichos candidatos en relación a Michelle Bachelet: sus performances ante la ex Mandataria eran similares, con prácticamente los mismos números.
Un segundo aspecto del nuevo escenario abierto en la Alianza tiene que ver con el porcentaje de encuestados que no contestan o declaran no saber por cuál de los candidatos votarán en la primaria del sector, el que en esta ocasión alcanza al 32%. Ello, en circunstancias que hace siete meses la cifra era de sólo 13%. Si bien en dicha oportunidad entre las posibles opciones se incluía a Golborne además de Allamand y Longueira este brusco aumento de los indecisos estaría mostrando que la adhesión al ex ministro de Obras Públicas no se estaría traspasando completamente a los actuales precandidatos. Obviamente también estaría mostrando que los posibles electores aún no tienen suficiente información como para clarificar sus preferencias. En todo caso, distintos estudios muestran lo decisivas que son las últimas semanas en una elección: incluso en días previos a un comido se producen variaciones significativas en la intención de voto. Más aún si se trata de competencias estrechas.
Y precisamente debido a que los márgenes de diferencia son reducidos, cualquier cambio en las preferencias puede ser determinante. En consecuencia, es posible plantear la hipótesis de que, en el trascurso de las próximas semanas, el conflicto entre ambas candidaturas escale de manera significativa.
Otro factor relevante del nuevo escenario es la distancia entre quienes señalan que participarán en la primaria de la Alianza y quienes lo harían en la de la Concertación. Se trata de una diferencia de 15 puntos porcentuales, en circunstancia que hace siete meses ella era de sólo 9 puntos porcentuales. Esto plantea un importante desafío al sector, puesto que, dado que se trata de una competencia estrecha, con candidatos cuyos perfiles son similares, un aspecto decisivo será la capacidad logística de cada colectividad para incentivar y apoyar la participación.
En relación a la primaria de la Concertación, el respaldo a Bachelet es abrumador (77%). Sin embargo, se trata de un número menor que el observado hace un mes, a pocos días de su llegada al país (85%). Así, si bien su intención de voto sigue alcanzando un nivel apabullante lo cierto es que en menos de un mes se aprecia una caída no poco importante, que al parecer favorecería a los otros candidatos en especial a Velasco (11%).
Esto último podría estar explicando por qué, en materia de atributos, el ex ministro de Hacienda aventaja a Orrego en cuatro de los seis ítemes consultados: confiabilidad, capacidad liderazgo y futuro, mientras que pierde en cercanía, y en capacidad para llegar a acuerdos prácticamente no se diferencian.
En general, el período que viene es probable que esté marcado por una agenda altamente competitiva en la Alianza: al ser estrechos los números, la tensión debiera ser mayor. En consecuencia, las formas empleadas y los términos de la competencia serán decisivos. Después de todo, el ánimo con que se termine la primaria será determinante para enfrentar la presidencial en noviembre.
En el caso de la Concertación, si bien la posición de Bachelet se observa sólida e incluso cómoda, puesto que su crédito electoral es muy grande, los acontecimientos de las primarias no parecen haberle favorecido ni tampoco su desempeño en este mes.