Educación competitiva
Las últimas cifras del informe del World Economic Forum, dadas a conocer recientemente, dan cuenta de una creciente pérdida de competitividad de nuestro país. Aun cuando Chile sigue siendo la economía más competitiva de América Latina y el Caribe, ocupando el lugar 33 entre 144 países, lo cierto es que se observa una persisten te tendencia a perder posiciones a partir de 2004, año en que el país alcanzó su mejor posición con el lugar 22.
Este estudio considera múltiples dimensiones, pero una de las variables que causa mayor preocupación es el tema educativo. Varios de los flancos más débiles están ahí: Ocupamos el lugar 119 en relación a la calidad de la educación primaria y a nivel ge neral en este ítem, la posición 91.También se advierten serias deficiencias en investigación e innovación.
En el escenario actual, la educación sigue siendo blanco de arduos debates. 1.a diferencia está entre quienes postulan un sistema preminentemente gratuito y los que quieren esquemas donde el aporte del Estado se complemente con los recursos que las familias están dispuestas a pagar para lograr que sus hijos accedan a una educación de mayor calidad.
La formación de capital humano calificado es clave en la superación de la pobreza, Esta es la herramienta que permite, de verdad, cambiar las condiciones de vida y por lo mismo, numerosas familias quieren poder hacer uso de su libertad y optar en tre los establecimientos que Ies dan mayorías garantías de calidad. El rol del Estado más que ser «dueño» de los establecimientos, es garantizar que la educación que reciban los niños chilenos sea de la más alta calidad posible, estableciendo un correcto marco regulatorio y entregando el máximo de información a los padres para que ellos puedan tomar mejores decisiones.
Que los niños chilenos reciban una mejor educación es lo que va a producir un cambio. Como bien dice el Premio Nobel de Economía del 2000, James Heckman, la capacidad cognitiva se desarrolla hasta los 7 años. Hasta esa edad, es posible empare jar la cancha en pos de igualar oportunidades. Después de eso, las posibilidades se re ducen significativamente. Sus investigaciones demuestran que la rentabilidad social de un dólar invertido en la infancia temprana (0 a 5 años) es entre 6 y 8 veces mayor que un dólar invertido en la educación superior o la capacitación laboral. Este mayor retorno es atribuible no sólo a mejores rendimientos escolares, sino a una menor incidencia de drogadicción y delincuencia, mejores expectativas de ingreso y a un mayor bienestar por el acceso de las madres al trabajo.
En conclusión, la inversión en las primeras etapas de educación es el eslabón más importante para mejorarla competitividad futura del país.
La formación de capital humano calificado es clave en la superación de la pobreza. Esta es la herramienta que permite, de verdad, cambiar las condiciones de vida.