¿La primaria que todos quieren?
A un mes de las elecciones municipales, es claro que ellas marcarán el inicio de la carrera a La Moneda 2013. Temas como la salida de los ministros presidenciables o los detalles de las primarias poblarán la agenda mediática de los próximos meses. Por esta razón, la encuesta La Segunda-UDD ha querido retomar la medición de presidenciables, profundizar en los temas de primarias y detectar la evaluación frente a la eventual partida de candidatos que hoy se encuentran en el gabinete.
¿Qué revela el estudio? En lo estrictamente municipal, cuando se pregunta a los encuestados acerca del grado de certeza que tienen de ir a votar en octubre, el 69% responde de «todas maneras» (54%) o «muy probable» (15%); en tanto, el 30% dice que «de ningún modo» (11%) o «poco probable» (19%).
Si bien podría estimarse que las campañas incrementan el interés por participar, la verdad es que, considerando la relativa estabilidad de las cifras respecto de preguntas similares en encuestas anteriores ello no es en absoluto seguro. En todo caso, por primera vez en 20 años la elección tendrá un componente de incertidumbre distinto: un porcentaje de los votantes tomará su decisión de sufragar e incluso la de por quién hacerlo estando muy próximos a la elección. Ello plantea un doble desafío a partidos y candidatos: convencer a los electores de que acudan a votar, y de que lo hagan por ellos.
Un segundo antecedente es que un alto porcentaje de los consultados (64%) declara que incluso aunque sea baja la participación, no apoya volver al voto obligatorio.
Entrando en la presidencial y en un punto de alto debate durante el último mes en la Alianza, el mayor porcentaje de los encuestados cree que no importa tanto el momento en que los ministros presidenciables abandonen el gabinete, sino que no dejen de hacer su trabajo; es decir, no aparece correcto mezclar ambos objetivos, y ello es más relevante que la fecha precisa para la partida.
En la Concertación, nadie discute las ventajas de Michelle Bachelet y la encuesta las confirma. En una primaria del bloque opositor alcanza una victoria abrumadora: 81% de entre los que declaran que participarían.
Hace seis meses (marzo 2012), el 68% señalaba que votaría por ella; vale decir, ha aumentado trece puntos porcentuales. Se trata de números que plantean una gran interrogante: hasta qué punto la Concertación estará dispuesta a someterse a una primaria cuyo resultado es evidente y que por lo tanto no cumple con el objetivo de ser propiamente una instancia de decisión. Pese a ello, debe admitirse que no sería la primera vez que la Concertación realiza una primaria con resultado previsible de antemano: ya en 1999 Lagos obtuvo un 71% frente a Zaldívar.
Frente a ese cuadro de hegemonía bacheletista, una forma de ver el peso específico del resto de los postulantes opositores consiste en suponer un escenario en que ella no sea candidata. Pero en este escenario que todos los otros contendores preferirían, el resultado no es muy alentador para la Concertación. En efecto, el candidato que mayor adhesión obtendría sería alguien que no pertenece formalmente a sus filas, Marco Enríquez-Ominami, seguido por Lagos Weber y Velasco. Lo anterior podría estar revelando un giro más a la izquierda entre los votantes del conglomerado.
O también, simplemente, tratarse de una prueba de que el resto de los candidatos no serían lo suficientemente competitivos, lo que a su vez deja en evidencia que la estrategia de apostar todo a Bachelet no ha dejado espacio para el surgimiento de nuevos liderazgos.
¿Hasta qué punto la Concertación estará dispuesta a someterse a una primaria que no cumple con el objetivo de ser propiamente una instancia de decisión?».