Una tarea colegio-familia
Los roles de la familia y del colegio son complementarios en la educación y crianza de los niños, por lo que es muy importante que puedan tener un plan común que les permita trabajar de manera coordinada, pero distinguiendo las responsabilidades y ámbitos propios de cada uno.
Lo importante es reconocer y valorar qué aporta cada uno para promover el desarrollo armónico. Para educar, es fundamental poner límites y rescatar la autoridad tanto de los padres como de los profesores.
Por ejemplo, si un alumno está teniendo dificultades en su desempeño, ambos, familia y colegio deben pensar en cómo ayudarlo y no responsabilizarse mutuamente. Si colegio y familia trabajan de manera conjunta, el más beneficiado será el alumno.
Los padres, en su papel de formadores, tienen que estar dispuestos a acompañar acoger, y poner límites claros y consistentes, lo que no siempre es fácil, pero es fundamental para el bienestar de los hijos.
Hoy en día, los colegios están motivados por cumplir ciertos estándares, generando en ocasiones mucha presión hacia los niños y con ello hacia sus familias. Esto genera que los padres se sientan forzados a cumplir con el colegio, lo cual no es negativo desde el punto de vista de colaboración mutua.
Lo mismo ocurre cuando la familia interfiere con la labor del colegio. Si consideramos que muchos niños pasan gran parte de su tiempo en la escuela, se espera que los alumnos puedan desarrollarse en el contexto escolar de forma integral, que puedan reforzar contenidos, y que también tengan espacio para recrearse, para hacer las tareas y adquirir hábitos.
Lo anterior no implica que no puedan tener tareas para la casa, pero pareciera que en ocasiones, la vida familiar se estructura en función de las tareas del colegio. Es claro que hoy en día los padres se sienten presionados por las tareas, ya que tienen la preocupación de que éstas repercuten directamente en el éxito futuro de sus hijos.
Dado lo anterior, los padres se involucran o sobre-involucran para lograr buenos resultados académicos llegando algunos al extremo de hacer las tareas en lugar del niño, lo cual no beneficia al estudiante y hace ingrata la paternidad. Es importante reflexionar al respecto, apuntar a que los niños sean capaces de realizar de manera autónoma las tareas que el colegio manda, pues si la tarea requiere necesariamente de los padres para ser posible de cumplir, no estarían cumpliendo con su objetivo, que es ofrecer instancias para reforzar, ejercitar y aumentar el aprendizaje, junto con generar hábitos de estudio y responsabilidad, entre otros pero dejando espacio para la recreación, el ocio y el desarrollo de otros intereses.