Conversaciones para el lunes
Hoy domingo se realizan las elecciones primarias del oficialismo en nuestro país. Aunque muchas veces vistas como trámites internos de los partidos, las primarias ofrecen una radiografía más o menos precisa del estado actual de las fuerzas poJíticas, de su capacidad para movilizarse en un proceso electoral específico —que, además, es voluntario—, en un contexto de baja aprobación hacia el gobierno y con diversos desafíos por delante has ta la elección de noviembre. Pero, más allá del resultado, lo verdaderamente decisivo será lo que ocurra el día después.
El lunes 30 (o quizás esta misma noche) comienza una etapa distinta. Ya no se tratará de competir, sino de ordenar las filas, cerrar heridas y, sobre todo, construir un relato común. Él o la ganadora de las primarias deberá demostrar que no solo tiene votos, sino también la capacidad de convocar a quienes quedaron en el camino. Y los candidatos perdedores tendrán la oportunidad de redefinir su rol dentro dela coalición política y electoral.
Para el oficialismo, el escenario es delicado. Las primarias han estado cruzadas por tensiones entre partidos y reproches públicos que evidencian una fractura que va más allá de lo electoral. El desafío será recomponer la coalición no solo como pacto electoral, sino como proyecto político que logre establecer liderazgos claros, alianzas sólidas prioridades programáticas. No solo con miras a las elecciones de noviembre, sino también con la ambición de proyectarse como gobierno por cuatro años más.
Ese escenario es complejo para el oficialismo: la baja aprobación a la gestión del gobierno y del presidente, los escándalos que han golpeado tanto al Ejecutivo (caso Monsalve, la fallida compra de la casa de Allende, por mencionar algunos como al sistema político en general (caso Convenios, irregularidades en licencias médicas, entre otros), hacen difícil imaginar una continuidad en La Moneda.
La otra alternativa es que el oficialismo ya dé por perdida la elección presidencial y selimitea establecer una alianza que le permita construir una potente lista parlamentaria, mantenerlos escaños que ya posee e, idealmente, conseguir algunos más, redefiniendo desde allí su rol político.
En cuanto a la oposición —que no tuvo primarias—, tanto Chile Vamos como el Partido Republicano, hoy las dos fuerzas opositoras más relevantes, deberán definir su estrategia política y electoral en función de quién resulte candidato o candidata del oficialismo.
El día después no es solo una metáfora: es el inicio de un nuevo ciclo. Un momento para limar asperezas, evitar los codazos y lograr la mejor fotografía posible de una coalición unida, porque las conversaciones que comiencen el lunes serán tan importantes como los votos del domingo.