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UDD en la Prensa

Semana horribilis

 Felipe Schwember Augier
Felipe Schwember Augier Profesor investigador de Faro UDD

Hasta hace menos de un mes, se preguntaban algunos si acaso la derecha estaba preparada para gobernar. La semana horribilis del Gobierno les ofreció la confirmación de que se equivocaban de pregunta: esta no es si acaso la derecha está preparada para gobernar, sino si la izquierda actualmente en el gobierno está preparada para ser oposición.

Difícil, pues hasta la fecha los personeros de gobierno no han hecho nada que permita adivinar o suponer en ellos, no ya algún sentido de la importancia de las instituciones o una adhesión no instrumental a la democracia, sino la lealtad sincera a los mismos principios que dicen profesar.

La prueba de lo primero se encuentra en su constante apelación a la “lucha”, a la “resistencia” y, en último término, a la violencia. Hace unas semanas, con su imbatible sentido de la oportunidad —o sea, apenas antes de los últimos incidentes en el INBA—, el Presidente decía a los estudiantes del país: “los queremos con rebeldía”, “los necesitamos organizados”. Es decir, nada edificante, nada que fuera de provecho a los futuros ciudadanos de nuestro país. Nada sobre la virtud cívica o la importancia del esfuerzo (aunque, claro, como reza el aforismo, “nadie da lo que no tiene”). Solo llamamientos a la movilización, del todo fuera de lugar en una democracia representativa.

Por su parte, el caso Monsalve es una prueba de lo segundo, de la hipocresía. Su ocurrencia dejó claro que la adhesión al feminismo de la que el Gobierno se jactaba y cuyo monopolio reclamaba para sí, era falsa. Una mentira. Después de ese episodio, confirmamos lo que es realmente el feminismo para este gobierno: una herramienta más para forzar el juego de la revolución en el que han embarcado al país. Y nada más. La utilidad de esa causa en abstracto, su uso retórico, vale para ellos más que los ultrajes que sufran o puedan haber sufrido las mujeres de carne y hueso.

Como la izquierda en el gobierno ni siquiera ofrece a la opinión pública el consuelo que podría dar la demostración de alguna forma de perspicacia (el empeño del Presidente en no ser interrumpido mientras se comprometía públicamente no ya en un lío político, sino en un problema legal, sepultó definitivamente la posibilidad de ese consuelo), la pregunta pertinente que cabe hacerse no es si la derecha está preparada para gobernar, sino si las fuerzas políticas genuinamente democráticas de todo el arco político están preparadas para la arremetida destituyente que quienes se encuentran en el poder muy seguramente impulsarán una vez que lo pierdan. Esa es la pregunta pertinente, pues esas son las opciones en juego: la de quienes creen en la democracia y la de quienes creen en la revolución. Aunque tarde, la victoria de los primeros depende de los resultados de cada elección. Estas elecciones pueden marcar otra semana horribilis para los segundos. No lo olvide al momento de ir a votar.