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UDD en la Prensa

Mayor foco en las exportaciones

 Hernán Cheyre
Hernán Cheyre Director del Centro de Investigación Empresa y Sociedad, CIES

Con justa razón, la principal preocupación que ronda en el debate sobre el crecimiento económico se refiere a la tendencia declinante que viene mostrando la inversión, con cifras negativas el año pasado y proyectándose una nueva contracción durante 2024. Propuestas para cambiar esta tendencia han sido analizadas en distintas instancias, el Gobierno está tramitando algunas iniciativas, y el debate sigue su curso. En lo que se echa de menos una discusión más profunda es en cómo fortalecer la variable que mayor incidencia va a tener en el crecimiento de este y el próximo año, y que a la vez es la que mayor dinamismo ha exhibido durante las últimas décadas: las exportaciones. En base a las proyecciones del Banco Central, las exportaciones de bienes y servicios crecerían este año y el próximo en 4,5 y 2,7 por ciento, respectivamente, en ambos períodos por encima de lo que se espera sea la expansión del PIB. Esta tendencia hay que reforzarla, en línea con lo que se observó en las décadas pasadas, y que fue un factor determinante del éxito económico de Chile. No está demás recordar que mientras en 1981 las exportaciones como proporción del PIB representaban un 15,5 por ciento, en el año 2007 llegaron a representar el 45,1 por ciento de la producción total. Por distintas razones, esta tendencia no se pudo mantener, y no obstante el punto mínimo que se alcanzó en 2019 (27,9 por ciento del PIB), en 2022 se empinó a 35,5 por ciento, habiendo decaído el año pasado nuevamente a 31,1 por ciento.

Así como en la discusión pública se plantean metas concretas en cuanto a PIB tendencial, algo similar sería recomendable en el caso de las exportaciones, de manera de retomar la fuerza que exhibieron en décadas pasadas, y que en gran medida fue precisamente lo que posibilitó el mayor crecimiento económico. A pesar de que hay quienes sostienen que la pérdida de dinamismo de las exportaciones sería la consecuencia de un “agotamiento” de las fuentes basadas en recursos naturales, la verdad es que falta todavía mucho por avanzar en esta línea, sin perjuicio de que hay también un espacio natural para crecer en actividades que se desarrollen a partir de estos sectores en los que Chile tiene ventajas evidentes. El retraso en inversiones mineras y en plantaciones forestales no ha sido la consecuencia de un “agotamiento”, sino que en la falta de las condiciones de entorno mínimas requeridas para poder llevar a cabo nuevos proyectos de inversión en esas áreas. Considerando que Chile tiene mucho que ofrecer al mundo en un contexto de mayor demanda por electromovilidad, y que los tratados de libre comercio suscritos le permiten defenderse de las prácticas proteccionistas en boga en las principales economías, hay una oportunidad única que hay que aprovechar ahora.

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