Geopolítica, geoeconomía y Chile
El concepto Eje del Mal fue acuñado por el Presidente G.W. Bush en 2002. Hoy el término ha resucitado en los análisis geopolíticos sobre la alianza cada vez más explícita entre Rusia, China, Corea del Norte e Irán. Estos cuatro países (y sus acólitos menores), con dictaduras unipersonales, totalitarias y/o genocidas, intensifican su retórica y sus acciones bélicas, amenazando a la OTAN y a la paz mundial. Rusia agudiza su guerra genocida en Ucrania; China amenaza a Taiwán; y Corea del Norte e Irán entregan armas a Rusia y a grupos terroristas del Medio Oriente. Las guerras regionales y civiles se extienden. Probablemente la situación geopolítica y militar actual sea la más riesgosa en décadas, con el agravante de que, en vez del mundo bipolar de 1945-2000, hoy vivimos en un mundo multipolar, poblado de dictadores totalitarios con armas nucleares.
A eso se agrega un riesgo aún mayor: la catástrofe ambiental global, con manifestaciones presentes y consecuencias mucho más graves de lo que se había anticipado hace poco. Por último, está el riesgo coyuntural económico de un ajuste significativo (no sabemos cuándo, ni cuánto) en los precios de activos inmobiliarios y de renta variable, que están en sus máximos históricos en EE.UU., Japón y otros países.
No sorprende que el índice de incertidumbre global marque niveles muy superiores en 2020-23 que en décadas previas. Sin embargo, la resiliencia de la economía mundial frente a estos riesgos crecientes es notable. El crecimiento mundial será un significativo 3,2% anual en 2022-25 (FMI).
En EE.UU., las perspectivas políticas han empeorado notoriamente con el alza de Trump en las encuestas. Parece impresentable que un candidato, acusado de 91 delitos en los tribunales, pueda encabezar nuevamente el gobierno del país más importante del mundo. Su eventual elección sería pésimo para EE.UU. (p.ej., impondría una tarifa de 10% a las importaciones) y para el mundo (p.ej., declaró que no daría un centavo más a Ucrania).
Más allá de Trump, EE.UU. es un caso de texto de políticas macroeconómicas y prudenciales mediocres. La política monetaria de la Fed tiene un sesgo excesivo a la tolerancia inflacionaria. La política fiscal de EE.UU. es insostenible, con elevados déficit y una creciente deuda pública. En lo macroprudencial, los insuficientes requerimientos de capital y liquidez a los bancos pequeños contribuyeron a la crisis bancaria de marzo de 2023 y causan preocupación por los bancos más vulnerables en una crisis futura. Además, la promesa de Biden de que todos los depositantes bancarios serían rescatados en una crisis contribuye a una mayor toma de riesgo.
Mientras que el mundo crece significativamente y las demás condiciones internacionales que enfrenta Chile son más favorables que bajo gobiernos previos, nuestra economía se contrajo en los dos primeros años del gobierno de Boric: el PIB total disminuyó en 1,9% entre el 4º trimestre de 2021 (el último del gobierno de Piñera, con el PIB en un nivel récord histórico) y el 4º trimestre de 2023.
El Gobierno celebró sus dos primeros años afirmando que “Chile está mejor”, contradiciendo la opinión mayoritaria de los chilenos, quienes afirman que el país está peor en crecimiento, empleo y pobreza (60% de encuestados) y peor en inmigración, delincuencia y crimen organizado (80%) (Cadem, 17 marzo).
El ministro de Hacienda celebró el crecimiento del PIB de 0,2% en 2023 y comentó que un economista “de apellido compuesto” estaría equivocado al afirmar que era improbable que Chile alcanzara a fines de este Gobierno el nivel de Imacec per cápita que registró a fines del gobierno anterior. Pues bien, las recientes Cuentas Nacionales indican que el PIB per cápita se redujo en 3,3% entre el 4º trimestre de 2021 y el 4º de 2023. En el mismo período, el consumo privado per cápita se contrajo en 10,8% y la inversión per cápita en 16,4%.
¿Cuán probable cree usted, estimado lector, que estas tres variables recuperen hasta el último trimestre de Boric –el 4º de 2025 – los valores del último trimestre de Piñera?