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UDD en la Prensa

La escuela austríaca y el liberalismo

 Víctor Espinosa
Víctor Espinosa Investigador Faro UDD

La creciente influencia de la Escuela Austriaca de Economía en el ámbito académico, político y entre la juventud de América Latina se ha visto impulsada por el fenómeno de Javier Milei. Algunos economistas, especialmente aquellos no especializados en la materia, tienden a asociar la Escuela Austriaca con la ideologia libertaria. Para estos observadores, un economista Austriaco se asocia automáticamente con la defensa de los mercados libres de intervención del gobierno. No obstante, la etiqueta «Austriaca» se refiere a un método de investigación científica en economía y ciencias sociales, centrado en los fundamentos del desarrollo económico y destacando la necesidad de separar la economía de las ideologías.

La Escuela Austriaca de Economía tuvo sus orígenes en la Universidad de Viena, a finales del siglo XIX, y consolidó su impacto en la economía moderna a lo largo del siglo XX, gracias a destacadas figuras como Carl Menger, Eugen Böhm-Bawerk, Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Fritz Machlup, Gottfried Haberler, Ludwig Lachmann, Israel Kirzner, Murray Rothbard y Roger Garrison.

Su método distintivo, la praxeología, resalta la función empresarial (toma de decisiones juiciosas bajo incertidumbre) y la acumulación de capital (físico y humano) como pilares del crecimiento económico y el desarrollo, este último visto como la ampliación de soluciones a los problemas humanos. Examina el mercado como un proceso dinámico de intercambios de derechos de propiedad, donde el sistema de precios actúa como mecanismo de transmisión de información basado en valoraciones subjetivas. Las instituciones, ya sean formales o informales en el sentido del Nobel Douglas North, pueden facilitar, dificultar o impedir la tendencia coordinadora de oferta y demanda para resolver problemas humanos cada vez más complejos.

La Escuela Austriaca explora diversas áreas de investigación, incluyendo la economía política robusta, el emprendimiento, la gestión estratégica y los procesos de mercado, la economía conductual, la economía monetaria y los ciclos económicos, el crecimiento económico, el desarrollo económico, la economía institucional, la elección pública, la economía social, y la acción colectiva en contextos como desastres naturales, enfermedades infecciosas y conflictos bélicos.

Una conclusión esencial del análisis de la Escuela Austriaca es que las dinámicas del intervencionismo estatal y el socialismo aumentan los riesgos de confiscación. Este término se refiere a la amenaza de que individuos o empresas puedan ver sus propiedades, activos o ingresos confiscados por acciones gubernamentales, como falta de orden público, desigualdad ante la ley, impuestos elevados, manipulación política del dinero y el crédito, regulaciones restrictivas o expropiaciones directas. Estos procesos dificultan o impiden el crecimiento económico y el desarrollo a largo plazo, al desincentivar la inversión y la función empresarial.

La perspectiva Austriaca se fundamenta en hechos y leyes objetivas para describir los fenómenos económicos, evitando emitir juicios de valor subjetivos, lo que se conoce como economía positiva. Rothbard aclara que al expresar opiniones sobre políticas públicas, el economista, o cualquier persona basándose en los descubrimientos de la ciencia económica, actúa como un ciudadano emitiendo juicios subjetivos sobre lo que considera bueno o deseable, adentrándose así en la economía normativa.

En este contexto, Mises sostiene que «el conocimiento económico (economía positiva) conduce inexorablemente al liberalismo (economía normativa)», aclarando así el vínculo entre la Escuela Austriaca y el liberalismo como camino hacia el progreso y la prosperidad. El liberalismo se conceptualiza como una filosofía política y económica que aboga por la libertad individual, los derechos civiles, la propiedad privada y el libre mercado. Su objetivo primordial es limitar la intervención de gobiernos omnipotentes, entrometidos y propensos a dispensar subsidios y privilegios, cuya coacción institucional se percibe como la esencia de la pobreza y el subdesarrollo.